LA VIRGEN DE LA ESQUINA – Fray Marcelo Hidalgo

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LA VIRGEN DE LA ESQUINA

Fray Marcelo Hidalgo

Orden de la Merced-Mendoza-Argentina

tutormarcelo@merced.org.ar

Experiencia de acompañamiento a mujeres trans en situación de prostitución y explotación sexual. Pastoral Guadalupe-Mendoza-Argentina

Desde una de las tantas esquinas de la cuarta sección de la ciudad de Mendoza, Argentina, no se deja de mirar y escuchar el clamor de libertad. Desde hace 15 años, Pastoral Guadalupe, camina junto a mujeres cis y trans en situación de prostitución y vulnerabilidad, brindando visitas en las zonas rojas, contención y asesoramiento psicológico, médico y jurídico, orientación, capacitación laboral y emprendimientos en áreas de su interés desde un posicionamiento abolicionista. 

«Entonces Agar invocó al Señor, que le había hablado, con el nombre de El Roí, es decir el Dios que me ve» (Gn 16,13).

Estamos hablando de personas que luchan por vivir, existir y desarrollarse libremente como hijos e hijas de Dios. Así como la valiente Agar, toda persona víctima de opresión, como en un acto de resistencia, «se dispone a abrir los ojos en la irrupción de Dios» que libera de la violencia y la opresión, que atan a la humanidad y la dejan ciega de toda ternura.

Nuestra Agar de Mendoza nos trae su testimonio…

«Cuando decidí ser una chica trans me fui de mí casa, tenía 19 años, mi familia no aceptó mí cambio, mi mamá me dijo “no te vayas, nosotros aceptamos que seas gay” pero yo les dije. “no soy feliz siendo lo que ustedes quieren…”. Entonces perdí contacto con mi familia y cuando caí presa por segunda vez por vestirme como mujer, mi mamá me fue a ver a escondidas de mi papá, recuerdo que me llevo una bolsa de ropa de hombre (ella tenía la esperanza que yo desistiera de mí decisión) y me dijo que me fuera con ella y volví a decirle que no, así pasaron los años y nunca supe nada de ella ni de nadie.

Cuando fui creciendo y perfeccionándome en mi imagen femenina, aparecieron personas que querían vivir de las chicas trans jóvenes (aún existen trans-rufianes) hasta que me cansé y dije nunca más. Esa noche fui golpeada, desfigurada y violada.

Entonces decidí escapar una vez más y durante 3 días viví en la calle. Al despertar, pensé en mí mamá y pedí monedas para llamar por teléfono y al otro día mí mamá estaba en Mar del Plata, abrazándome y aceptándome como soy.

Gracias a Dios hoy estamos juntas. Hoy confirmo que no hay nada más fuerte, incondicional y puro que el amor de una madre, solo el amor de una madre resistirá por cualquier tiempo de prueba…».

Al entrar a pies descalzos en su relato los invito a recuperar la mirada sacramental, preguntándonos ¿No he visto al que me ve? Por eso a aquel pozo le puso el nombre de Lajai Roí, «Pozo del Viviente que me ve» (Gn 16,14) Luego de su encuentro con el «misterio materno» del Dios que la mira, reconoce y acepta como es, ella nombra ese pozo, lo significa de una manera sagrada para ella, ante una experiencia de manifestación de lo sagrado en su vida, lo simboliza a través del nombre.

Cotidianamente la sociedad mendocina asiste y es parte de un incruento genocidio sistemático sobre cuerpos de Cristos-trans. Son las consecuencias visibles de toda una orquestación violenta sobre vidas travestis-trans, que se ven empujadas y acorraladas cada vez más en un callejón que solo habilita la prostitución como forma de vida posible.

La asociación entre transexualidad y prostitución constituye una de las representaciones del sentido común más difundidas en las sociedades latinoamericanas y en la sociedad argentina en particular, causado por la exclusión sistemática, el abandono histórico y persecución criminal y patologizante del Estado.

La pandemia de COVID-19 que comenzamos a transitar durante el año 2020 ha generado diferentes repercusiones en la realidad de las mujeres cis y trans en situación de la prostitución en Mendoza.

Durante la primera etapa de la pandemia no pudieron volver a la calle, abriéndose un intersticio en el sistema proxeneta por donde entró la posibilidad de cuestionarse, reflexionar y despertar la urgencia de opciones de vida diferentes. Pronto varias mujeres cis y trans pudieron fortalecer los vínculos con la Pastoral Guadalupe como un espacio de contención y acompañamiento efectivo desde la dimensión espiritual. 

Al escucharlas y conmoverme con sus historias, relatos y experiencias, me fueron surgiendo diferentes interpelaciones e inquietudes que pronto me desestabilizaron y me invitaron a mirar y dejarme mirar de otra manera, haciendo un acto de fe en el Dios que me mira en ellas.

Uno de los emergentes que estas mujeres iban planteando en este tiempo de pandemia nacía de la necesidad de sentirse escuchadas, contenidas, de poder rezar e interceder por otras hermanas nuestras que no volvieron del hospital, de la comisaría o de la esquina, ante el aumento de femicidios y trans-femicidios en nuestra provincia. Por lo que fue surgiendo la necesidad de iniciar un grupo de oración y espiritualidad.

RPJ-552 LA VIRGEN DE LA ESQUINA -Fray Marcelo Hidalgo ​Descarga aquí el artículo en PDF

 

​Así fue que, mientras aprendían a rezar el rosario, identificándose en los relatos bíblicos de Jesús, iban saliendo a la luz experiencias y vivencias del «Jesús-trans» encarnado en sus propios cuerpos, quien las llama por su nombre elegido y quien las ama incondicionalmente. 

El sacramento de la trans-esquina nos desafía como comunidad eclesial, abriéndonos, no solo en acciones concretas de promoción humana integral, de experiencias de vincularidad libres y liberadoras, en igualdad de oportunidades eclesiales para participar, rezar y proponer nuevas maneras de vivir la fe. 

Comulgar con el Cristo-trans de las esquinas, me llevó hacer experiencia tangible y corporal de la gran capacidad resiliente y de fe en el amor incondicional de Dios en sus vidas. El ejercicio de esa capacidad o don es un signo pascual per se, tan arraigado en ellas que las vuelve discípulas-misioneras de Jesús por los mismos lugares donde transitan calles de prostitución y violencia.

En comunión con sus clamores y oraciones nos despedimos fraternalmente compartiendo la oración de una de nuestras hermanas sobrevivientes de la trata, confiando en la mirada tierna de nuestra Madre de la Merced de la esquina, convencidos una vez más que su mirada sacramental nos primerea en la misión y en el cuidado de cada una de sus hijas, hermanas nuestras.

Virgen de la esquina que cada noche en tus pies espero.

Virgen de la esquina que cada madrugada me acompañas y proteges.

Virgen de la esquina que cada amanecer tus ojos guían mi camino de oscuridad.

Llegué a vos una noche sin querer, con miedo y frío y al darme cuenta, cerca de mí había una madre, con amor puro, fuerte e incondicional, porque solo tu amor resistirá por cualquier tiempo de prueba.

Virgen de la esquina que cada noche en tus pies espero.

Virgen de la esquina que cada madrugada me acompañas y proteges

Virgen de la esquina que cada amanecer tus ojos guían mi camino de oscuridad.

Madre mía, solo te pido que remiendes mis alas y salves mi corazón.

Madre mía, solo te pido que cortes estas cadenas.

Madre mía, solo te pido que me enseñes a volar porque mi corazón quiere ser libre 

Madre mía, no me desampares.

Lorena Ariatna Giampietri

(Pastoral Guadalupe-Mendoza

 

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