Los seguidores de Juan el Bautista se acercaron a Jesús y le preguntaron:

— Nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia: ¿Por qué tus discípulos no ayunan?

Jesús les contestó:

— ¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán. Nadie remienda un vestido viejo con un trozo de tela nueva, porque lo nuevo encoge y tira del vestido viejo, y el desgarrón se hace mayor. Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque los odres revientan, y tanto el vino como los odres se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en odres nuevos, para que se conserven ambas cosas.

Mateo 9, 14-17

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