Al llegar a Panamá sentía ansiedad. Éramos un grupo de sólo 4 personas, no sabíamos mucho sobre nuestra logística y sentía temor de que no estuviéramos con alguien que nos guiara. Pero, desde el primer día, vimos la obra de Dios al poner en nuestro camino a una persona que impactó nuestras vidas con su sencillez, humildad, inteligencia, amor y servicio a Cristo.
También, durante la Jornada, el Señor me enseñó que es mucho lo que se está sufriendo en el mundo, pero deben ser muchas más las oraciones para combatir el mal. Nunca faltaron las palabras de esperanza para todas esas naciones como Venezuela, Camerún o Nicaragua, que están sufriendo mucha violencia.
A pesar de las largas caminatas, el sol incandescente, pocas horas de sueño, o los prolongados momentos de esperar bus, no hay palabras suficientes para describir el gozo de convivir entre tantos jóvenes de todas partes del mundo unidos por la fe.
Ahora que la JMJ finalizó, siento la necesidad de involucrarme más en el servicio a Dios, y compartir a todos que, con su guía, nuestros actos de cambio serán plenamente efectivos.
Yara Alemán Sequeira
Estudiante de Derecho
Managua, Nicaragua
He vivido una experiencia que no voy a olvidar en la vida, he tenido la oportunidad de vivir la JMJ de Panamá 2019.
Ya he vuelto de mi viaje, comparto mi reflexión por si os cura tanto como a mí.
Vuelvo con una especie de puzle en el corazón hecho de pedacitos de corazones de otros cristianos de todo el mundo.
Tengo que decir que he aprovechado el tiempo al máximo.
Que he vivido con pasión hasta los viajes de avión.
Que he conocido a personas de países que ni siquiera sabía ubicar en el mapa.
Que he reflexionado sobre temas que ocupan gran parte de mi vida, que he bailado, he cantado, me he reído y me lo he pasado como una niña pequeña que descubre un mundo totalmente nuevo.
He compartido mi fe con panameños y peregrinos y, a pesar de estar al otro lado del mapa, me he sentido como en casa.
He llorado de emoción al escuchar las palabras del Papa Francisco hacia nosotros, los jóvenes. Al escuchar cómo ha hablado de María y como él pelea para que ella sea nuestra referente bajo el lema “hágase en mí según tu palabra”
Estoy feliz
porque mi vida ahora mismo (y ya antes de mi viaje) se sigue basando en aprender, escuchar, curiosear, disfrutar, crecer y agradecer.
Sigo sumando vidas sin saber cuál será el próximo lugar donde volveré a encontrar la mía propia.
Alba Águila, una joven marista.
Tuve la gran oportunidad de participar de esta JMJ Panamá 2019 y de llevar a 89 peregrinos de diferentes edades que hacen vida en nuestro colegio.
Definitivamente fue una experiencia significativa donde aprendimos a ser felices desde las adversidades porque, a pesar de la planificación realizada, todos desconocíamos Panamá.
Pero los problemas y los retos se convirtieron en oportunidades y en reconocer al Dios que hace nuevas todas las cosas, que tumba los planes para que nuestra confianza esté puesta en él y afianzar el trabajo en equipo.
Otra cosa muy positiva fue el ver alzadas tantas banderas que, en vez de separarnos, nos unían como hermanos sin importar tamaños, idiomas ni color de piel.
Y, por último, el encuentro escolapio fue un espacio donde pude reconocer que, además de ser la juventud del Papa, somos la juventud de las Escuelas Pías y de la Iglesia en general.
El compartir con los jóvenes de nuestra Provincia de Centro América y Caribe el viernes 25 y luego en el Calasantian Day, me hizo seguir dando gracias a Dios por el don de la vocación escolapia y continuar dando lo que soy en esta gran familia.
Muy agradecido por la oportunidad que me dieron mis superiores y formador en participar en esta peregrinación.
Junior Caldera
Religioso escolapio, estudiante.
Venezolano, residente en Costa Rica.