¿Y QUÉ ES LA VERDAD? RPJ 563Descarga aquí el artículo en PDF
Fernando Arriero
Paso 0. Ambientación
En el lugar en el que vamos a realizar la oración situaremos tres palabras: CAMINO – VERDAD – VIDA. Destacaremos con un color o un tamaño mayor la palabra verdad.
Paso 1. Hacemos silencio exterior y, sobre todo, interior durante unos segundos para tomar conciencia del encuentro orante que se va a vivir.
La persona que guía la oración puede decir:
«Cuando uno no hace pie en su vida, busca su tabla de salvación. Sin embargo, ¿qué salvavidas abrazar?
Si has tenido la mala experiencia de haber confiado en alguien o en algún proyecto que luego no funcionó o te sentiste traicionado o decepcionado al ver que la apuesta fue en vano, es normal que te preguntes quién es digno de confianza o si las promesas que recibes realmente se sustentan en algo verdadero.
Al fin y al cabo, lo que nos preguntamos es por la verdad, por ese cimiento verdadero que no nos va a dejar caer, por ese camino cierto que nos lleva a una vida más plena.
Hoy en día nos asaltan decenas de impactos publicitarios mostrándonos productos muy variados que son VERDAD, y que son el CAMINO que nos llevan a una mejor VIDA.
En este ratito de oración nos dirigimos a quien se presentó a sí mismo como Camino, Verdad y Vida. Nos dirigimos a Jesús, a quien a lo largo de la historia millones de personas han experimentado como esa roca inamovible, que puede fundamentar la propia existencia».
Paso 2. Entramos en oración con esta canción de Maná: Tú eres mi verdad: https://youtu.be/ZuupMrAhGXw
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Hay mentiras en los labios, hay mentiras en la piel, ¡qué dolor!
Hay mentiras, hay amantes que por instantes de placer
ponen su vida a temblar.
Hay mentiras compasivas, hay mentiras por piedad
que no quieren lastimar.
Hay mentiras que nos hieren de verdad ¡Ay, ay, ay!
Hay engaños que por años ocultaron la verdad
haciendo mucho daño. Ay, yo me voy a refugiar
a la tierra de tu amor (mi verdad).
Tú eres mi amor, mi alegría, la verdad de mi vida.
Mi bebé que me salta a los brazos deprisa
Tú eres mi refugio y mi verdad.
Oye, tú eres mi amor, mi alegría, la verdad de mi vida
Mi bebé que me calma el alma con risas.
Tú eres mi refugio y mi verdad.
Hay mentira en la mirada, hay mentiras en la piel, dibujadas.
Hay mentiras, hay amantes, que por instantes de placer
ponen su vida a temblar.
Hay doctrinas y oradores, dictadores sin piedad que gobiernan sin verdad
y hay mentiras en los diarios, en las redes y en el mar, ay ay ay.
Hay engaños que por años ocultaron la verdad hiriendo de dolor.
Ay, yo me voy a refugiar al oasis de tu amor.
Tú eres mi amor, mi alegría, la verdad de mi vida…
En un mundo tan irreal no sé qué creer.
Y, amor, sé que tú eres mi verdad, eres mi verdad.
Tú eres la luz que me guía, tú eres la voz que me calma,
tú eres la lluvia de mi alma y eres toda mi verdad.
Tú eres la luz de mi vida, tú eres la voz que me calma,
tú eres la lluvia de mi alma.
Y eres toda mi verdad. Eres toda mi verdad.
Paso 3. Se proclama la siguiente lectura del evangelio de Juan (Jn 14,1-10a), que sucede una vez que se levantan de la mesa en la noche de la última cena.
«Aquella noche Jesús les dijo: “No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no, os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino”. Tomás le dice: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”. Jesús le responde: “Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto”. Felipe le dice: “Señor, muéstranos al Padre y nos basta”. Jesús le replica: “Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: `Muéstranos al Padre´? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí?”».
Palabra del Señor
Paso 4. Tiempo de reflexión y compartir
El que guía la oración puede decir:
«Decir algo sobre Dios con verdad es muy arriesgado pues las palabras no se acercan ni por asomo a la esencia de Dios, pues su trascendencia hace que solo intentar describirlo se convierta, ya de por sí, en misión imposible. Sin embargo, los cristianos creemos que es posible decir cosas verdaderas de Dios porque Jesús, su Hijo, nos las ha revelado. Mirar el rostro de Jesús es mirar el corazón infinito de Dios. Al relacionarnos con el Resucitado en la oración, en la Eucaristía, en el servicio de los más pobres, en las relaciones cotidianas, en nuestro desempeño de nuestra tarea académica o profesional… ¡descubrimos un poquito más de Dios!
Por eso, hoy podemos compartir verdades sobre Dios con frases con la siguiente estructura:
Dios es ______________ porque Jesús ______________
Por ejemplo: “Dios es un Padre compasivo porque Jesús lloró en varias ocasiones al ver la situación de abandono del pueblo o de exclusión de los más empobrecidos”».
Según se va sucediendo el compartir, una persona del grupo estará escribiendo esas verdades de Dios de manera sintética y las irá situando en torno a las palabras CAMINO – VERDAD – VIDA.
Paso 5. Invocación final al Espíritu
Ante las fake news de cada día, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
Ante las palabras vacías e interesadas de nuestros dirigentes, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
En medio de las situaciones en la que nos sale no decir toda la verdad o edulcorarla, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
Cuando ni siquiera nos decimos la verdad a nosotros mismos sobre nuestra situación de salud física, psíquica, emocional o espiritual, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
Cuando nuestros «síes» son en el fondo «noes», te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
Ante el relativismo social para el que todo vale, todo tiene el mismo valor, cualquier opinión es igualmente respetable, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
Para que las sonrisas no sean falsas, las alabanzas no sean manipuladoras y las miradas no escondan la verdad, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!
Para que no caigamos en la falsedad de decir que te amamos, Señor, y al mismo tiempo sembramos cizaña y desunión en nuestros ambientes, te decimos: ¡Ven, Espíritu de la verdad!