Y LA FIESTA SE HIZO DE CARNE… – Enrique Fraga

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Enrique Fraga

enrique.fr.si@gmail.com

… DE HUESO, DE CORAZÓN, TRIPAS Y ALIENTO, DE HUMANIDAD

Applause for a cause ha sido un signo, un signo eficaz de la gracia de Dios presente en nuestra pequeña comunidad local de jóvenes. Ha sido un pequeño golpe sobre la mesa en el que unos locos han dicho que la realidad no les es ajena y que pueden tomar las riendas de sus proyectos. Este concierto solidario animado, impulsado, gestionado y coordinado por jóvenes no ha sido importante por su calidad musical, ni por su recaudación, ni por los lazos que ha hecho estrechar entre la comunidad colegial de Chamberí (maristas) y la obra social de Espiral-Lavapiés, sino especialmente porque ha significado, grita y muestra un rostro sinodal de la Iglesia, porque es un paso en corresponsabilidad, porque es un espacio de liderazgo juvenil con el que dar lugar a sus expresiones, dones y anhelos. Y esto supone que no se quedará ahí, sino que es una apertura a nuevos proyectos y horizontes con los que construir eficazmente el Reino.

Necesitamos sacramentos de este tipo, sin ritualizar, sin encasillar, sin encerrar, sino abiertos al Espíritu, a los dones que suscita, a los carismas que despierta, a las sensibilidades con las que hiere y a las acciones que mueve. 

Necesitamos espacios donde dejemos que las personas que a veces pensamos que son menos capaces, o que aún no pueden, nos abran a nuevos rostros de Dios, que no se agota y busca siempre nuevos cauces como los torrentes del Negueb (cfr. Sal 126). 

Necesitamos sacar a Dios de los templos y hacer que donde estemos, como comunidad que celebra, que vive y que sale en misión, habite Dios siendo nosotros su templo predilecto (crf. Jn 2,20-21, 1 Cor 12,12.27).

Necesitamos escuchar lo que la vivencia y preocupaciones de los jóvenes hablan de Dios.

Necesitamos ir de su mano a nuevos horizontes donde anunciar el Reino.

Esta experiencia es signo de que es posible hacer pastoral, no con jóvenes, sino desde los jóvenes, animarlos a nuevos proyectos y empresas, acompañarlos en el proceso sin dejar de empoderarlos y respetar sus procesos y ritmos. Supone partir de sus sensibilidades y cualidades como herramientas para hacer presente la Buena Noticia. Y de este modo, un concierto, la música, se convierte —por la gracia de Dios— en instrumento de fraternidad y misión. Así he visto y vivido yo este bonito proceso. He visto cómo se han acercado y estrechado lazos, cómo han discutido y gestionado los conflictos, cómo han trabajado en equipo y se han cuidado; en definitiva, cómo han sido signo de fraternidad. También doy testimonio de cómo han trabajado duro, han resuelto los problemas e imprevistos, se han sobrepuesto al cansancio y lo han hecho desde Dios. Solo el Padre puede impulsarnos a transitar los senderos más agrestes dotándolos de un rebosante sentido que nos empuja a superarnos. Atrevámonos a dejarnos llevar donde los jóvenes nos empujan y acompañémoslos con el cariño y respeto que merecen.

Texto recuadrado con fondo de color

Testimonios de los y las jóvenes

He descubierto la potencialidad que tenemos. Ha sido una experiencia que demuestra que una pequeña idea se puede transformar en algo mucho mayor si estas rodeado de gente que apuesta por ella y está dispuesta a colaborar (Claudia G.).

Fue un viaje lleno de dedicación, nervios y emoción, pero, sobre todo, de solidaridad, ya que en todo momento tuvimos muy presente el motivo principal del concierto (Marcos G.).

Fue una manera distinta de ayudar a los demás y de aprender en comunidad (Carmen T.).

Para mí fue una oportunidad para redescubrir mi utilidad en un ambiente en el que aparentemente no podía ser de mucha ayuda, descubriendo que a veces estar presente y dispuesta a ayudar es suficiente. Además, fue una experiencia de crear algo de cero y en equipo, de hacerlo nuestro y sentirnos parte del proceso y del resultado (Icíar I.).

Una pequeña/gran muestra de lo que es capaz la comunidad joven marista de Chamberí. Creo que sin nuestra fe no se hubiese podido llevar a cabo (Antonio B.).

Una experiencia realista de cómo entregar mis dones por los demás (Mario P.).

Estar en comunidad con personas que pertenecen a un núcleo muy cercano para mí, compartiendo ese amor que tenemos en común por el arte y la música, me ha enriquecido de la mejor forma. Solo puedo decir gracias y espero que el arte haya llenado tantos corazones como lo ha hecho conmigo (María A.).

Para mí fue un acto de servicio, a mi comunidad y a los que personas de mi comunidad llegan y acompañan (Juan PS.).