XII DOMINGO ciclo A: Sin miedo a educar – Iñaki Otano

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: “No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso no tengáis miedo, no hay comparación entre vosotros y los gorriones.

Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo”.  (Mt 10, 26-32)

Sentirse amada incondicionalmente, sin miedo a que le vayan a retirar ese amor ni sus padres ni sus maestros, es algo vital para toda persona. Cuando no hay miedo a perder algo tan precioso como el hecho de ser amado, cuando los mayores no constituyen una amenaza, cuando el ambiente es de confianza, podemos pedir a nuestros chicos y chicas generosidad, que abran las puertas sin miedo, porque nadie les va a quitar nada. Al contrario, van a experimentar la felicidad de darse. Pueden compartir y estar seguros de que dándose no perderán nada y ganarán mucho.

A veces son los padres los que cada día tienen más miedo a sus hijos y ven con inquietud y angustia su agresividad y violencia para con ellos. En los últimos años se han multiplicado las denuncias de los padres por el maltrato que sufren de sus hijos

            Esa actitud violenta no nace de repente sino que se va incubando y desarrollándose desde la más tierna infancia. Los niños tiranos no nacen, se hacen. Por eso, es tan importante educar desde el inicio de la vida en asumir la contrariedad. A nadie hay que cargar con más frustraciones de las asumibles a su edad, pero le hacemos un flaco servicio y nos situamos en un callejón de difícil salida si le ahorramos las renuncias inherentes a la vida en la etapa en que se encuentra.

            En un libro con el significativo título “Sin miedo a educar”, la experta en educación infantil Betsy Hart dice que “hay muchas situaciones en las que hace falta decir no simplemente porque la necesidad del otro es más importante”.

            Una educación clara en las exigencias no inspira miedo sino seguridad, que resulta beneficiosa para todos porque está también presente el cariño. El psicólogo Javier Urra afirma que “la respuesta del niño es directamente proporcional a la seguridad más o menos grande con la que se muestran sus padres delante de él”.

Ya sabemos que en estas cosas es más fácil teorizar que acertar de lleno porque se tiene la impresión de que si se tira de un lado de la manta queda alguna otra parte destapada. Pero para todos sirve la recomendación de Jesús: No tengáis miedo. El miedo nos paraliza, a menudo nos irrita sin fundamento y desactiva el auténtico amor. La exigencia razonable y el afecto incondicional unidos pueden contribuir a vencer el miedo.