Seguir a alguien… Se hace en Twitter, recibiendo los mensajes de quien nos parece interesante. Se hace en la montaña o en el coche, cuando al no saber el camino, nos ponemos detrás de quien sabe llegar. Hay quien dice que «hay que ser uno mismo», sin ser copias de nadie. Y es verdad. Pero todo gran artista o científico ha estudiado las obras de muchos, antes de ofrecer su aportación. Seguir no es copiar. Es inspirarse. Para llegar a ser tu mejor versión. Y hacer tu mejor aportación.
Hay seguimientos y seguimientos. Algunos humanizan y otros despersonalizan. Unos despiertan lo mejor y otros lo peor. Entre todos ellos, hay un Seguimiento con mayúscula. Porque Aquél a quien se sigue no es cualquiera. Es Jesucristo. Aquél que es 100% humano y 100% divino no puede sino despertar lo mejor de quien sigue sus huellas. Pasó hace 2000 años y sigue pasando hoy.
De todas las palabras que Jesús dijo, hay una muy breve pero muy intensa: VEN. La oyeron sus discípulos en las más variadas circunstancias. Una llamada para estar con Él y para ser enviados: «Subió al monte y llamó a los que él quiso; y vinieron donde él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar» (Mc 3,13–14). En la calma y en la tormenta. En la alegría y en la adversidad. En Galilea y en el Calvario… hasta la Pascua. Ven y sígueme. ¡Qué aventura!
En el siglo XXI, la llamada de Jesús sigue sonando en el corazón de quien se abre a su presencia. Y al seguirle, el resto de «seguimientos» se ponen en su lugar. Porque Él es el Camino y la Verdad que conducen a la Vida. Jesucristo no es una pieza más del puzle de la vida, sino quien puede hacer que cada pieza encuentre el lugar que le corresponde. ¡La clave de la existencia!
La llamada del Hijo a su seguimiento es un paso más tras la llamada del Padre a la vida. Un paso que concreta esa primera llamada común y le da un sentido: vivir… desde el Padre, ofreciendo la vida por los demás. Es lo que la Iglesia llama la «vocación a la santidad». Porque ser santo es ser auténtico, ser lo que de verdad somos, ser como Jesús: hijos y hermanos. Y esa llamada la celebramos sacramentalmente en la Eucaristía: el signo de la donación, el sacramento de una vida que se entrega, sin límites. «Haced esto en memoria mía». Un regalo y una tarea.
#VocationChallenge: el reto vivir el seguimiento de Cristo como la gran inspiración para la propia vida. Una vida que, al reflejarse en los ojos del Amigo, aparece iluminada por una nueva luz, que baña cada opción y cada decisión. Cada éxito y cada fracaso. La asignatura básica de los agentes de pastoral es crecer en ese seguimiento. Porque nadie da lo que no tiene. Y si queremos acompañar a otros en el camino de la fe, nuestro primer desafío es avanzar nosotros tras sus huellas.
#VocationChallenge: llamados a seguirle. ¿Aceptas el reto?
- El #Tweet de Francisco: «También a ustedes Jesús dirige su mirada y los invita a ir hacia Él. ¿Han encontrado esta mirada, queridos jóvenes? ¿Han escuchado esta voz? ¿Han sentido este impulso a ponerse en camino?» (Carta a los jóvenes, enero 2017).
Para preguntarME / Para preguntarNOS:
— «Hay seguimientos y seguimientos». A lo largo de tu vida, ¿a qué personas o personajes has ido siguiendo? ¿Cómo han evolucionado tus seguimientos? ¿Qué te han aportado de constructivo? ¿Alguna aportación desfavorable?
— «Ven y sígueme» (Jesús). ¿Cómo resuenan en ti, hoy, estas palabras? ¿Qué peso real tiene Jesucristo en tu vida, en tu manera de ver el mundo, en tus opciones y decisiones?
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