Discernir, discernimiento… ¿ein? Dos palabras que, aunque poco frecuentes en nuestra lengua, aluden a un aspecto fundamental en todo camino vocacional. Un aspecto tan esencial que forma parte del nombre del próximo Sínodo que tendrá lugar en 2018: «Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional». ¡Estamos ante algo importante!
Discernir significa «distinguir algo de otra cosa». En la vida cristiana, el discernimiento es el ejercicio de distinguir la voluntad de Dios de lo que no lo es, para llegar a realizarla. Un discernimiento básico consiste en distinguir el bien del mal. Pero hay discernimientos más sutiles, cuando se trata de elegir entre dos o más cosas buenas, intentando descubrir cuál es el querer de Dios para mí en esa situación. En esta órbita se mueve el discernimiento vocacional para llegar a elegir y desarrollar una forma de vida concreta.
Si en las reflexiones anteriores se apuntaba al origen del reto vocacional (las tres llamadas de Dios a la vida, al seguimiento de Jesús y a una misión concreta) y a las dos grandes rutas desde las que desarrollar mi respuesta personal (vida seglar o laical y vida de especial consagración), el discernimiento representa el medio para llegar desde ese origen a elegir una de esas rutas.
Y ¿cómo ejercitar el discernimiento y ayudar a otros a que lo puedan realizar? Desde tres ejes: escuchando al Señor, mirando al mundo y conociéndome a mí mismo. La escucha a Dios se practica por medio de la oración: Señor, ¿qué quieres de mí?; «Señor, ¿qué quieres que haga?» (Hechos 22,10). La mirada al mundo me descubre lo que pasa, las necesidades de los demás. Y el conocimiento de uno mismo se lleva a cabo mediante la percepción de lo que se mueve en tu interior: deseos, miedos, pensamientos, inquietudes…
Un medio privilegiado para el discernimiento es el acompañamiento espiritual: el diálogo periódico con algún creyente con la suficiente experiencia como para escucharme y devolverme una palabra que me ayude a avanzar en mi camino vocacional. Una gran ayuda para el comienzo y para el desarrollo de mi camino.
#VocationChallenge: el reto de descubrir la voluntad de Dios para mí y decidirme a recorrer el camino. Desde la oración, la mirada al mundo y la percepción del eco de la vida en mi interior. Con la guía de quien sepa escucharme y acompañarme en todo ese recorrido. Para los que somos agentes de pastoral, un reto a vivir en primera persona y a desarrollar con otros.
#VocationChallenge: discernir para llegar a elegir. ¿Aceptas el reto?
El #Tweet de Francisco: «A través del acompañamiento de guías expertos, sabrán emprender un itinerario de discernimiento para descubrir el proyecto de Dios en la propia vida» (Carta a los jóvenes, enero 2017).
Para preguntarME / Para preguntarNOS:
- Orar para discernir: ¿qué papel juega en tu vida la oración? ¿Qué peso tiene la oración en tu toma de decisiones?
- Ser acompañados para descubrir y/o desarrollar una vocación concreta: ¿qué lugar ocupa el acompañamiento en el desarrollo de tu camino cristiano?
- Si eres agente de pastoral: ¿cómo podrías ayudar a los más jóvenes a servirse de la oración-reflexión, de la mirada al mundo y del acompañamiento, para crecer?
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