La frase “vamos a darnos tiempo” es muy bien conocida por mucha gente, es frecuentemente utilizada en relaciones cuando las cosas no marchan como se esperaban, ambas partes deciden darse tiempo para replantear sus decisiones, intereses y el futuro de la relación. Es común asociar la frase con una connotación negativa, como la de evadir una situación o perder el tiempo intentando evitar lo inevitable. Realmente, darnos un tiempo no es algo tan malo como muchos creen, puede ayudarnos a meditar, contemplar una situación con mayor claridad, reflexionar, rectificar, crecer, valorar y renacer. El “darnos un tiempo” no solamente en el ámbito de pareja, sino como una oportunidad para meditar acerca de nuestro estilo de vida y renovarnos.
Como parte de nuestra vida, tenemos que cumplir con un sinnúmero de responsabilidades y obligaciones. Se ha vuelto parte de nuestra vida cotidiana el tener que acelerar para ser lo más productivos y eficientes en nuestras labores, hacer todo a las carreras para cumplir con nuestros deberes a lo largo del día. Muchos trabajadores, que hacen titánicos esfuerzos en sus jornadas laborales y muchas veces, al llegar a casa deben seguir trabajando, ya sea cuidando a los niños, trabajando horas extras, limpiando su casa o preparándose para el día que viene. En el caso de los estudiantes, luego de la escuela tienen que terminar sus tareas y proyectos, participar en actividades extracurriculares y cumplir con sus obligaciones dentro del hogar. En fin, todos y cada uno de nosotros siempre vamos a tener una rutina con la que debemos cumplir.
Cada persona es un mundo, y en la infinidad de mundos individuales cada uno se enfrenta a una realidad distinta. Es así que, a lo largo de nuestra vida podemos llegar a experimentar una gran variedad de emociones y sentimientos que pueden iluminar los días más grises, o por el contrario, la apatía y la monotonía pueden perturbar un instante de calma. Todo ese conjunto de experiencias y sentimientos definen nuestra visión del mundo y la manera en la que nos percibimos a nosotros mismos. Cuando estamos en contacto con sensaciones que transmiten una calma, quietud y tranquilidad inefables, que nunca antes habían sido experimentadas, surge esa necesidad de cambio, es así que nos transformamos, abriendo la mente y el corazón a un mundo completamente distinto al nuestro, cuando ya no tenemos miedo de creer ni de crecer.
Al principio resulta complicado comprender la importancia de dar tiempo y comprender que, no todas las flores crecen al mismo tiempo, no todos los pájaros aprenden a volar al instante, no todas las melodías suenan al unísono desde un principio, en fin, todo necesita un tiempo para adaptarse. Las personas también necesitamos darnos un tiempo para meditar acerca de nuestra vida, pensar en nuestra forma de ser con los demás y con nosotros mismos y si nos estamos dando la importancia que realmente merecemos, deberíamos preguntarnos: ¿Qué me gustaría intentar de nuevo? ¿Deseo retomar algo que me gustaba? ¿Cómo va mi vida? ¿Cómo va mi relación con el otro? ¿Cómo va mi relación conmigo mismo? ¿Debo cambiar en algo?
Darnos un tiempo es una oportunidad para renacer de las cenizas, aceptar que lo que tenemos y lo que somos no es perfecto, pero eso no lo hace malo, lo hace perfectible. Ese instante que nos damos a lo largo del día es un alto en el ritmo acelerado de la vida, un alto para descansar, reponernos y continuar, pero siendo más fuertes y sabios. Ese tiempo nos brinda la posibilidad de reflexionar acerca de quiénes somos, qué es lo que vivimos, con quienes convivimos y así crear relaciones más sanas que nos ayuden a crecer y mejorar. Es una oportunidad para retomar y darle importancia a algo que olvidamos, para sanar heridas, para tomar la iniciativa y tener esperanza de que algo mejor esté por venir y por supuesto, para convertirnos en aliados del tiempo y utilizarlo para encontrarnos con la parte más humana y sincera de nosotros mismos.
Es necesario que cada uno aprenda a brindarse un instante para sí mismo a lo largo del día, un momento para respirar antes de volver a sumergirnos. Vamos a darnos un tiempo del trabajo y de la escuela, hagamos una pausa y platiquemos un rato, escuchemos nuestra canción favorita o caminemos por un instante, de seguro regresaremos renovados. Vamos a darnos un tiempo de las preocupaciones, disfrutemos del momento que estamos viviendo. Vamos a darnos un tiempo de las personas que están a nuestro alrededor y quedémonos simplemente con nuestra propia compañía. Vamos a darnos un tiempo de las personas y situaciones que nos hacen daño e intentemos construir un espacio para crecer de nuevo. Vamos a darnos un tiempo para conocernos mejor y así aprender a querernos y reconocer lo mejor de nosotros mismos a pesar de nuestros defectos. Ese pequeño instante personal nos permite abrir la mente y el corazón hacia lo más profundo de cada uno de nosotros y nos brinda la oportunidad de transformarnos y ver el mundo y nuestras realidades personales con nuevos ojos.
Y tú: ¿Vas a darte un tiempo?
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