Mientras intentamos asumir lo perdido y lloramos los duelos que está produciendo la pandemia del Covid-19, ya se habla en todos los medios y redes virtuales de una «nueva normalidad» a la que esperamos volver tras el confinamiento. La pregunta clave es: «¿nueva en qué?».
Hace poco Rafa Nadal declaraba: «Se habla de nueva normalidad y yo quiero una antigua normalidad, la de antes», expresando su deseo de «que la gente se pueda abrazar, pueda ir feliz a trabajar, se pueda reunir sin miedo. Confío en que eso volverá a ser así». En esto es fácil estar de acuerdo. Y continúa: «Claro que hay cosas que se tienen que cambiar, nos tenemos que adaptar, tenemos que aprender lecciones». Y en palabras de José Arregi: «el aliento y la razón nos empujan a dar un pasito más allá, un gran paso decisivo, y a preguntarnos qué deberíamos recuperar, y qué no, de lo que el virus se llevó».
¿Qué cosas tienen que cambiar, qué lecciones tenemos que aprender, qué debemos recuperar y qué no? Nos unimos a una de las respuestas a estas preguntas clave, expresada en el breve manifiesto publicado por el diario francés Le Monde «Non à un retour à la normale» (No a un regreso a la normalidad), firmado por doscientos artistas y científicos:
El balance es sencillo: los “ajustes” ya no son suficientes, el problema es sistémico.
La actual catástrofe ecológica forma parte de una metacrisis: ya nadie duda de la extinción masiva de la vida en la Tierra y todos los indicadores anuncian una amenaza directa para nuestras existencias. Más que de una pandemia, por grave que esta sea, se trata de un colapso global cuyas consecuencias serán desmedidas.
En consecuencia, llamamos solemnemente a los dirigentes y a los ciudadanos a salir de la lógica insostenible que aún prevalece, para trabajar por fin en una refundación profunda de nuestros objetivos, valores y economías. El consumismo nos ha llevado a negar la propia vida: la de las plantas, la de los animales y la de un gran número de humanos. La contaminación, el calentamiento global y la destrucción de los espacios naturales conducen al mundo a un punto de ruptura. Por estas razones, sumadas a una desigualdad social cada vez mayor, nos parece impensable “volver a la normalidad”. La transformación radical que se requiere, a todos los niveles, exige audacia y coraje. No tendrá lugar sin un compromiso masivo y determinado. ¿Cuándo llegarán los actos? Es una cuestión de supervivencia, tanto como de dignidad y de coherencia».
Resumen de enlaces
Seleccionamos la opinión de otros autores que también cuestionan la «vuelta a la normalidad»:
Carlos Candel: No quiero volver a la normalidad. «Siento que no se habla de lo importante. No se trata de vencer al coronavirus, ni siquiera de cómo voy a sobrevivir este mes. Se trata de cuestionar nuestro modo de vida para poder seguir viviendo más allá de un mes, de un año o una década, y de que nuestros hijos, hijas y aquellos que están por venir también puedan hacerlo. Y, para ello, lo que debería de estar encima de la mesa es que no podemos seguir consumiendo de esta forma». «Y seguimos sin hablar de lo importante: ¿qué vamos a hacer para NO volver a la normalidad? ¿Qué vamos a cambiar para garantizar nuestra supervivencia y evitar el sufrimiento de tantas personas?» «Sé que es difícil imaginar una normalidad que no sea de la que venimos. Pero habrá que ser creativos. Porque lo que no hemos entendido es que no vamos a volver a ‘lo de antes’, porque cuando podamos salir, tendremos heridas».
Leonardo Boff: Volver a la «normalidad» es autocondenarse. «Volver a la «normalidad» anterior… sería la demostración de que no hemos aprendido el mensaje de lo que, más que una crisis, es un llamado urgente a cambiar nuestra forma de vivir en nuestra única Casa Común».
Naomi Klein: La gente habla sobre cuándo se volverá a la normalidad, pero la normalidad era la crisis. “Cuando la gente habla sobre cuándo las cosas volverán a la normalidad, debemos recordar que la normalidad era la crisis”. «La ‘normalidad’ es una inmensa crisis. Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida.”
Juan Torres López: Coronavirus: lo que dijimos que iba a pasar ya está pasando. «Esa normalidad no es la solución para lo que nos pasa sino que, en buena parte, es precisamente nuestro mayor problema y lo que ha ocasionado que los efectos del coronavirus hayan sido tan grande». Y De repente, lo despreciado es lo valioso. «Es muy pronto aún para saber qué cambios provocará, en nuestras sociedades y en nosotros mismos, la pandemia que estamos viviendo. Yo me atrevo a pensar que uno de esos cambios ya ha comenzado a darse. Me refiero al valor que le damos a las distintas cosas que tenemos a nuestro alrededor».
Añadimos algunos enlaces seleccionados por su dimensión práctica:
Carlos Sanz Matarranz, en Apuntes para una vida más sencilla, del blog Ecología Cotidiana, aporta «una propuesta para que la vuelta a la «normalidad» no sea un retorno al mundo que estábamos viviendo, sino a una vida más sencilla y plena».
Toni Lodeiro en Opciones: 25 cosas que la crisis de la COVID-19 nos enseña. «Una crisis, como una ITV, destapa en qué momento nos encontramos. Nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades. Y trae consigo, además de dolor, importantes enseñanzas y oportunidades de cambio».
María Sintes, de Ecologistas en Acción: Activismo confinado: 10 propuestas para empujar el cambio desde tu casa, «con la vista puesta en el día de después, en esa vuelta a una cotidianidad que no sea la de antes, sino que recoja sabiamente lo aprendido en el encierro y permita construir un mañana mejor».
Para ayudarnos a hacer silencio y entrar en nosotros mismos, el artículo de Pablo d’Ors Austeridad frente al despilfarro y silencio ante la palabrería: «Estar en contacto con la gente y entretenerse está bien. Pero eso, que es bueno y justo, nos destruye si anula todo lo demás. También hemos de aprender a estar con nosotros mismos, sin las redes sociales, para intra-tenernos, para sostenernos a nosotros mismos. Yo he hecho de esta causa el sentido de mi vida, persuadido como estoy de que sin silencio, la palabra sólo es palabrería. Y de que con silencio, la palabra es acción: transforma los corazones que transformarán el mundo».
Y como recurso audiovisual, la entrevista de Jordi Évole a José Mujica a través de internet. «Esto es un desafío que la biología nos mete para recordarnos que no somos tan dueños absolutos del mundo como nos parece, que la biología existe y nosotros somos parte de la biología». «Tenemos temor de morirnos, aunque no lo confesemos. Estamos asustados. ¿Por qué? Porque queremos la vida. Pero si queremos la vida, la gran pregunta es en qué gastamos la vida. ¿En pagar cuotas? ¿O en vivir? ¿Y qué es vivir? Vivir es tratar de sentirse feliz y gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquellas cosas que nos gratifican sin perjudicar a otro».
Cinco años de Laudato si’
Celebramos estos días cinco años de la publicación de la encíclica Laudato si’, del papa Francisco, un texto importante para comprender lo que le está pasando a nuestra casa común y abrir caminos de futuro. Con este motivo se ha convocado una Semana Laudato si’, del 16 al 24 de mayo, que concluirá con un día mundial de oración, el domingo 24.
El papa Francisco, en su mensaje de vídeo (1 min), invita a la reflexión y a la acción: «¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo? Renuevo mi llamado urgente a responder a la crisis ecológica. El clamor de la Tierra y el clamor de los pobres no dan para más. Cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios Creador».
En la página de Manos Unidas encontramos algunas de las iniciativas que se desarrollarán en España durante la Semana Laudato si’.
La cita espiritual. «Oración para el 5º aniversario de Laudato si'»
Creador del cielo y la tierra y de todo lo que contienen,
nos creaste a tu imagen y nos hiciste administradores de toda tu creación,
de nuestra casa común.
Nos bendijiste con el sol, el agua y la tierra fértil
para que todos pudiéramos alimentarnos.
Abre nuestras mentes y toca nuestros corazones
para que podamos responder al don de tu creación.
Ayúdanos a ser conscientes de que nuestra casa común
no sólo nos pertenece a nosotros, sino a todas las generaciones futuras,
y que es nuestra responsabilidad preservarlo.
Que ayudemos a garantizar
que cada persona cuente con la comida y los demás recursos que necesita.
Hazte presente entre los necesitados en estos tiempos difíciles,
especialmente los más pobres y los que corren más riesgo de ser abandonados.
Transforma en esperanza nuestro miedo, ansiedad y sentimientos de soledad
para que podamos experimentar una verdadera conversión del corazón.
Ayúdanos a expresar nuestra solidaridad de forma creativa
para hacer frente a las consecuencias de esta pandemia mundial.
Haznos valientes para acometer los cambios que se necesitan en busca del bien común.
Que sintamos, hoy más que nunca, que todos estamos interconectados
en nuestros esfuerzos por aliviar el clamor de la tierra y el clamor de los pobres.
Te lo pedimos por Cristo, nuestro Señor,
Amén
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