Una multitud hambrienta – Iñaki Otano

Iñaki Otano

En aquel tiempo Jesús se marchó a la otra parte del lago de Galilea (o de Tiberíades). Lo seguía mucha gente, porque habían visto los signos que hacía con los enfermos Subió Jesús entonces a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.

Estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús entonces levantó los ojos, y al ver que acudía mucha gente dijo a Felipe: “¿Con qué compraremos panes para que coman estos?” (lo decía para tantearlo, pues bien sabía él lo que iba a hacer). Felipe le contestó: “Doscientos denarios de pan no bastan para que a cada uno le toque un pedazo”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces, pero ¿qué es eso para tantos?” Jesús dijo: “Decid a la gente que se siente en el suelo. Había mucha hierba en aquel sitio. Se sentaron: solo los hombre eran unos cinco mil.

Jesús tomó los panes, dijo la acción de gracias y los repartió a los que estaban sentados; lo mismo todo lo que quisieron del pescado. Cuando se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recoged los pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie”. Los recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido. La gente entonces, al ver el signo que había hecho, decía: “Este sí que es el profeta que tenía que venir al mundo”.

 Jesús entonces, sabiendo que iban a llevárselo para proclamarlo rey, se retiró otra vez a la montaña, él solo. (Jn 6,1-15)

Reflexión:

Jesús ve ante él a una multitud de personas que no han comido en todo el día. A la primera insinuación de Jesús para darles de comer, aparece la impotencia para resolver el problema. El realismo de Felipe responde que se necesita una fortuna para darles de comer, y nosotros no tenemos nada.

          Pero algo sí tenemos: hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y un par de peces. Pero ¿qué es eso para todos?

          Muchas organizaciones que hoy luchan contra el hambre han surgido de un grupito de personas de buena voluntad, sin grandes medios, pero empeñadas en hacer el mundo más habitable.

          Constantemente aparecen ciudadanos que recuerdan a los grandes sus promesas incumplidas respecto a la ayuda a los países pobres y hacen recapacitar a los gobernantes, aunque sea lentamente, sobre la necesidad de preocuparse de los que mueren de hambre en otras partes del mundo.

          A nosotros se nos pide aportar lo que podamos y contribuir también a crear un estado de opinión favorable a la ayuda a los países subdesarrollados. Cada uno tiene que ver cuáles son los cinco panes y el par de peces que va a aportar para que se realice el milagro de que coma la multitud. Se necesita de la pequeña aportación de muchos.

          Al final del relato vemos que Jesús no quería que acudiesen a él como al milagrero que les había dado de comer el pan material. Si solo interesa el bienestar material, seguirá habiendo hambre en el mundo porque no habrá una preocupación por el ser humano. Con el pan material hay que dar humanidad, solidaridad con el otro, sentido de la justicia y de la amistad. También sentido de Dios, porque sin Él los logros humanos fácilmente se deterioran.