TU FE TE HA CURADO: BENEFICIOS PSICOLÓGICOS DE LA FE – Pío Brando Huaycho

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Pío Brando Huaycho

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Recuerdo haber pasado recientemente por un momento complejo de mi vida. En psicología se denomina «duelo migratorio». Creía haber perdido mi identidad como cristiano, como parte de la comunidad LGBTI, el quién era, de dónde venía, a dónde iba… No encontraba motivos para levantarme; mi salud, mi economía, la percepción sobre mí mismo, mi profesión… ¿qué más podía perder? Era como si perdiera los colores de mi día a día, mi arcoíris, como si la luz que llevo dentro se apagara.

Pero aún en ese desánimo, en mi mente existía una pequeña luz de valentía, que a cada momento se hacía más y más grande. En estos años he aprendido que poner nuestra confianza en alguien superior al ser humano podría definirse como «fe». La fe es una dimensión humana que trasciende los sentimientos. No hablo de religión o de espiritualidad, sino de esa fuerza interior que nos aporta esperanza, valía, confianza y coraje. Recuerdo que, con tan solo cerrar los ojos, respirar y conectarme con esa fuerza interna, comencé a recuperar lo que llamamos identidad.

Cuando me sentía derrotado, algo dentro de mí me susurraba más y más fuerte: «Esfuérzate y sé valiente» (Josué 1,6). En mi mente y en mi corazón hacía lo más simple y poderoso que he aprendido: orar a Dios, hablar con Él, poner mi confianza en que las cosas mejorarán. Esto notoriamente cambiaba mi actitud ante las dificultades, dándome seguridad y herramientas para resolverlas.

William James, uno de los padres de la psicología, luterano para más señas, menciona que hablar de fe es concentrarse en lo bueno y positivo, de ahí parte el aceptarse y amarse, independientemente de las orientaciones afectivas y sexuales o de las identidades de género. Vivimos aún en una sociedad heteronormativa, donde se presupone a la persona su heterosexualidad inicial. El no resultar así, el formar parte de la diversidad LGBTI+ escapa de esa «norma social» y, hasta no hace mucho, se consideraba malo o erróneo. James tiende a ignorar la maldad en el mundo y nos dice que es parte de una práctica personal. 

Ahora bien, «la fe es garantía de lo que se espera; la prueba de las realidades que no se ven» (Hebreos 11,1), por lo tanto el comprender y aceptar la existencia de las diversas orientaciones sexuales e identidades de género nos brinda enormes posibilidades de ser felices con nosotros mismos. También esto forma parte de la hoy célebre «autoestima».

Hablar de fe es concentrarse en lo bueno y positivo

Desde la experiencia significativa, hemos vivido una violencia que se ha normalizado. Situaciones personales e interpersonales, tanto visibles como invisibles, en contextos cercanos como familia, escuela y sociedad. Allí donde creeríamos encontrar espacios seguros, amigables y saludables, es donde se ha visto más afectada nuestra comunidad LGBTI+, derivando incluso en autoagresiones que dañan nuestras emociones y sentimientos. Nos vamos llenando de conflictos internos innecesarios, que cuando se acumulan pueden llegar a desarrollar trastornos como ansiedad, depresión e incluso dependencia social y labilidad emocional. Además de la ayuda profesional para resolver estos conflictos, creemos que la fe es un eficaz aliado en el proceso del perdón y la sanación psicológica.

Jesús, el totalmente inclusivo, expresa en varias ocasiones que la fe es la que ha sanado a la persona. Él nos enseña a hacer crecer la confianza de tal manera que se sana de una manera milagrosa. Nos dice también que si nuestra fe fuera como la de un grano de mostaza (lo que es una llamada a confiar en el poder divino más que en el humano) sería tan poderosa como para producir cambios maravillosos dentro de nosotros y en nuestros entornos.

Asimismo, existen circunstancias de salud física que pueden dañar la salud emocional: entre otras, condiciones crónicas de salud como diabetes, hipertensión e incluso COVID o VIH. Algunas de ellas tienen cura, otras solo tratamiento de control. Desde la entrega del diagnóstico hasta el seguimiento del tratamiento, en estos casos también juega un papel de suma importancia la fe, que se traduce en confianza o seguridad de que estaremos bien. Se ha propuesto la cura social (también se puede traducir como bienestar general, el hecho de sentirse saludable con uno mismo) para algunas condiciones crónicas de salud, y este podría ser un gran beneficio psicológico para nuestra comunidad LGBTI+, que se enferma y se lastima a causa del estigma y la discriminación.

Así pues, la fe, esa capacidad de confiar en lo que se cree (y no se ve) sin la necesidad de ser demostrado, puede llevarnos al bienestar, a sentirse sano o saludable con uno mismo. En la comunidad LGBTI+ esto equivale a amar nuestra diversidad. 

Finalizo con mi experiencia personal de cristiano y psicólogo, afirmando que la confianza es igual a la fe, y rescatando ese hermoso versículo donde Jesús dijo «Dichosos los que no han visto y han creído» (Juan 20,29). Confiando en que lo más valioso sobre toda situación es el bienestar de la persona, y llegando a la conclusión de que el ser humano es un ser coherente en su sentir, pensar y actuar. Por ello la fe juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier persona. Paz, fuerza y alegría.

La fe juega un papel fundamental en el desarrollo de cualquier persona