Uno de los objetivos fundamentales de la pastoral con jóvenes es el acompañamiento en el discernimiento vocacional. Tanto en el pre-sínodo, como en el mismo sínodo, ha sido uno de los temas tratados con mayor preocupación.
Es cierto que, en los proyectos pastorales con jóvenes, nos esforzamos en animar, promover, el encuentro del joven con Cristo, de ayudarle a insertarse en una comunidad, a favorecer una formación adecuada y a concienciarle para que se sienta corresponsable en la tarea de la evangelización. Pero tan importante como todo esto es acompañar en el discernimiento vocacional.
Los jóvenes que han participado en las distintas etapas del sínodo han insistido en la necesidad de hacer grandes esfuerzos por parte de la Iglesia en todo los que se refiere al discernimiento vocacional.
Nos dicen que. en su época juvenil, en los procesos universitarios, o incluso en su realidad familiar, se habla mucho del discernimiento «profesional», sobre qué camino tomar, sobre qué estudios realizar, sobre la formación necesaria para ello, etc. Pero echan de menos que se realicen más propuestas para darles luz en lo que se refiere propiamente a la vida, orientaciones para abordar una respuesta a la llamada de Dios, bien sea al compromiso a la vida laical, formar una familia, a la vida consagrada o al sacerdocio.
Creo que como vemos tanto en el capítulo 8 como en el 9 de Christus Vivit, el papa Francisco insiste en una pastoral juvenil de discernimiento, la necesidad de la escucha y del acompañamiento, para ayudar al joven a descubrir la llamada del Señor y su amistad, el estar abierto a que tu ser sea para los demás, lo que conocemos como la antropología del don.
Por lo tanto, es importante hacer esfuerzos en clarificar la realidad del discernimiento, en concreto del vocacional, y en todos nuestros proyectos pastorales con jóvenes debemos introducir como objetivo esencial y fundamental el acompañamiento en esta realidad concreta del discernimiento vocacional.
Sigamos caminando. Ánimo y adelante.