La acción pastoral tiene que partir de la situación concreta de cada joven, de cada grupo de jóvenes, al que nos dirigimos. Acercarnos, convocar, conocernos, mantener una buena relación, son claves para detectar las necesidades del joven, sus expectativas, su disposición a participar…
Un segundo elemento es saber a dónde queremos llegar. No tiene que ser un objetivo cerrado, pero sí un horizonte a donde caminar. Nuestra meta puede ser favorecer el encuentro con Jesús, la incorporación activa a nuestra Iglesia, un estilo de vida acorde con las propuesta del Evangelio, la ayuda para descubrir la propia vocación, la formación en determinados aspectos, el compromiso por los demás…
Y nos falta la tercera clave: el proceso que lleve a pasar de la situación inicial a la meta que queremos. Será un proceso dialogado en grupo y con el educador, lleno de experiencias que lleguen a la cabeza y al corazón, respetando los ritmos de cada uno, con mucha creatividad para adecuarse a cada persona y momento, evaluado para verificar el avance…
Son tres claves que es necesario tener muy en cuenta en nuestra pastoral.
Javier Aguirregabiria