Y qué es la vida sino un constante morir… morimos y renacemos.
Pues bien, yo sé algo que la mayoría ignora por beneficio, por despreocupación o por simple ignorancia. Yo sé que en cada momento estoy muriendo, mis pensamientos fugaces mueren igual que muere mi deseo satisfecho, muere mi cuerpo y se convierte en polvo lo mismo que entre polvo se van mis sueños. Morimos, en tiempo presente e indeterminado, morimos de amor al mismo tiempo que el amor muere. Las amistades mueren como las flores se marchitan, lo mismo que yo ayer morí y sin darme cuenta como el fénix resurgí de entre el polvo y la cenizas, lleno de fuego para amar y volver a morir en cada momento que me entrego (a ti).
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