Fernando Negro
La forma tradicional de revelar las fotografías usa la cinta celular sobre la que queda impresa una imagen en negativo que luego hay que desarrollar en una cámara oscura hasta que sale la foto en positivo.
Ambas imágenes, la positiva y la negativa, son parte de la realidad que queda impresa. Sin embargo hay personas que se quedan en el negativo y no explorar o no quieren revelar, leer o interpretar lo que les pasa en la vida. Se quedan amagados en su victimización circunstancial.
La persona feliz lee lo que le pasa el clave de esperanza, de verdad, de bondad, de futuro abierto a la sorpresa.
Un escritor muy famoso entró en su escritorio y se dispuso a escribir un texto. Esto es lo que escribió:
“Este año pasado tuve una operación quirúrgica y me removieron la próstata. Esto me obligó a guardar cama durante un largo tiempo. Además ha sido el año en que ya he cumplido los 60, y he tenido que dejar el trabajo que tanto me gustaba y en el que he dado 30 años de vida en esta compañía publicitaria.
En este mismo año he asistido a la muerte de mi padre, y mi hijo no ha pasado los examines pues tuvo un accidente de coche a cause del cual tuvo que ser hospitalizado y escayolado durante un buen tiempo. Además el coche quedó destrozado.”
Al final añadió: “Ha sido un año realmente malo”.
Cuando la esposa del escritor entró en su habitación, se dio cuenta de que su esposo estaba triste, sumergido en un mar de pensamientos negativos. Ella vio lo que había escrito en aquel papel. Así que dejó la habitación en silencio y luego regresó con otro papel y lo colocó al lado de lo que su esposo escribió.
Cuando su esposo vio aquel papel escrito por su esposa, encontró escrito lo siguiente:
“Este año pasado finalmente me liberé del problema de la próstata que tanto me ha molestado durante años. He cumplido los 60 con una salud de hierro y me he retirado de mi trabajo. Ahora puedo utilizar mi tempo para escribir con mucho más equilibrio y serenidad.
Este mismo año mi padre, que tenía 95 años de edad y vivía totalmente independiente y sin ninguna enfermedad, ha pasado a la Casa del Padre
Además, Dios ha bendecido a mi hijo con una nueva oportunidad de vida. Mi coche quedó destruido, pero mi hijo está sano y salvo, sin ninguna herida.
Al final escribía: “Este año ha sido de muchas bendiciones de parte de Dios y todo está bien.”
Moraleja: En nuestra vida cotidiana debemos darnos cuenta que no es la felicidad la que nos lleva a la acción de gracias, sino que es la acción de gracias la que nos hace felices.
Siempre, siempre, siempre hay algo por lo que podemos dar gracias.