Serie Camino a la Felicidad
Fernando Negro Marco
Ser feliz no es un deber moral que nace de leyes positivas. Por el contrario, felicidad es una manera de ser, ´la manera de ser´ por excelencia, pues para eso fuimos creado y para eso seguimos viviendo: para ser felices. Por tanto la felicidad es un deseo que se hace realidad cuando lo liberamos.
No es feliz necesariamente quien busca la ausencia de sufrimiento. Por el contrario, es más feliz quien más clara tiene la visión de su vida y la dirección a la que se dirige. Piensas que otros son más felices que tú. Pero eso es sólo un espejismo. La felicidad no la da ni el dinero ni la fama. Tampoco la dan los puestos honoríficos ni los títulos.
Se feliz es ser tú misma, tal y como eres y tal y como estás llamada a ser. Las experiencias que han tenido la experiencia de la muerte clínica y que han vuelto a la vida, testifican unánimemente que estamos hechos para una gran aventura que muchas veces nos perdemos porque estamos dormidos o despistados.
Todos ellos hablan de cómo en la segunda oportunidad que se les concede para seguir viviendo, sienten un deseo grande y profundo de amar más y de conocer más a fondo la realidad de las cosas y de las personas. Es como si en ellos se hubiera dado una transformación esencial de sus preferencias, sus prioridades y valores. En adelante, todo lo que para ellas había sido ganancia, ahora lo consideran basura. Han encontrado el tesoro por el que lo dejan todo para ganarlo todo.
¿Y tú? ¿Te quedarás de brazos cruzados esperando que te lleguen oportunidades sin salirles al encuentro? La felicidad no puede esperar a mañana, pues tal vez será demasiado tarde. Toda oportunidad deja de serlo si no nos encuentra alerta, despiertos para recibirla.
El siguiente poema-pensamiento de Madre Teresa de Calcuta (1910-1997) puede servirte de inspiración en la vivencia de la auténtica felicidad. Ella supo darse en todo lo que daba, tenía una pasión que alimentaba sus sueños, a pesar de sus sufrimientos.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es un misterio, descúbrelo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es amor, gózalo.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es un himno, cántalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es aventura, vívela.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es vida, defiéndela.
En el momento de la muerte no se nos juzgará
por la cantidad de trabajo que hayamos hecho,
sino por el peso de amor que hayamos puesto en nuestro trabajo.
Este amor debe resultar del sacrificio de nosotros mismos
y ha de sentirse hasta que haga daño.
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