Fernando Negro
En psicología existe el término ´meta-cognición´, que consiste en pensar lo que estoy pensando y sintiendo en el momento actual. Es algo muy importante a la hora de relacionarnos con los demás, pues por medio de la meta-cognición, nos damos perfecta cuenta de lo que sentimos, podemos preguntarnos de dónde nos vienen esos sentimientos o reacciones internas, etc.
Al observarnos, podemos ir a la raíz de ciertos sentimientos dolorosos y, por ende, podemos sanar las heridas del pasado para que dejen afectarnos negativamente en el presente. Este proceso puede ser doloroso pero, te lo aseguro, es liberador.
Sabes que nuestro cerebro tiene dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. Nuestro hemisferio derecho está especializados en detectar los componentes emocionales de cada situación, evalúa los tonos de voz, las expresiones faciales, los movimientos corporales, e incluso los silencios entre las palabras. Por el contrario, el hemisferio izquierdo opera en los meros hechos, analizando la objetividad, la lógica y la razón.
Ambos son importantes y han de trabajar al unísono, para que, como en un vals, se complementen mutuamente y sigan el ritmo divino de la vida que está escrito en el pentagrama de los acontecimientos que se suceden en la historia personal y del mundo.
Desarrolla tu inteligencia emocional por medio de la activación del hemisferio derecho de tu cerebro; éste te proporcionará las herramientas necesarias para conectarte con los demás desde la compasión, la ternura y el amor. Desarrolla tu inteligencia racional por medio de la activación del hemisferio izquierdo de tu cerebro; éste te ayudará a tomar perspectiva y objetividad, sentido de mesura y equilibrio vital.[1]
Serás feliz si, además, entrenas el músculo de tu espiritualidad por medio de la confianza en un Dios Bueno que anhela verte feliz. La inteligencia espiritual nos la da la fe, y eleva nuestra existencia a niveles que, desde el punto de vista meramente humano, podrían verse como descabellados. Son los niveles en los que aprendemos a amar cuando no somos amados, a entender cuando somos malinterpretados, a nunca darnos por perdidos cuando parece que todo está destrozado, etc.
La inteligencia espiritual es la que lleva a los santos a hacer cosas heroicas por medio de las cuales evidencian que verdaderamente son santos. Bendecían y bendicen a los que los maldicen, dan la vida por quienes los maltratan, son mensajeros de paz en medio de la locura de la guerra, dan su vida en el martirio, y su sangre es semilla de nuevos cristianos… Es algo increíble que sólo lo entienden quienes viven desde la fe. Esta oración, atribuida a San Francisco de Asís (181-1226), nos ayuda a entender este mensaje.
Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Oh Señor, que yo no busque tanto
ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
[1] Cfr. Richard Restak, MD, ¨Mozart´s Brain and the Fighter Pilot. Unleashing Your Brain´s Potential¨, Three Rivers Press, New York, pp. 163-168