Fernando Negro
Para encontrar la felicidad que eres tú misma has de dejar de defenderte. La mejor defensa no es un ataque, sino la adhesión a la verdad tal y como es. Es la verdad que te habla desde dentro de ti misma para nombrarte lo que está lleno de luz, y lo que todavía está oscurecido por fuerza de las mentiras que te dices a ti misma, y que acabas creyéndotelas.
A veces no aceptamos las mentiras existenciales de nuestra vida por miedo a caer mal, a que nos critiquen y a que podamos aparecer como pájaros con las alas heridas. Pero eso no es más que una ilusión, porque ´la verdad nos hace libres´.
Solamente desde la verdad puedo enmendar lo torcido y adherirme a lo correcto, puedo limpiar la chimenea de mis errores y dejar que el humo se levante erecto hacia el cielo. De lo contrario viviré siempre a la defensiva poniendo en práctica aquella mentira de que ´la mejor defensa es un ataque´.
Te lo repito una vez más, ´la mejor defensa es la adhesión a la verdad´. Obviamente no sólo me refiero a la verdad acerca de tu persona, sino la verdad de todo lo que roza la piel invisible de tu existencia. Puede ser la verdad de tus ideas, la verdad de los análisis que haces acerca de los acontecimientos sociales, la verdad acerca de las personas… Toda verdad, limpia de las asperezas de las mentiras nos hace comprender que seguimos siendo pecadores, sí, pero no corruptos. Por tanto estamos salvados por la misericordia de un Dios que nos viene a liberar por medio de la Verdad que es Cristo.
¿Te resulta áspero o difícil este lenguaje? Es muy sencillo. No es lo mismo ver un paisaje hermoso en medio de la bruma en un atardecer (la mentira), que en el contexto de una atmósfera limpia de un día recién amanecido (la verdad). Creo que esta imagen habla por sí misma.
Hay personas que para auto defenderse de sus mentiras que tratan de justificar con nuevas mentiras, viven patologías psíquicas que les llevan a consolidar patrones de comportamiento policíaco con tintes de abogados que se amparan en las leyes.
El patrón de comportamiento policíaco les hace estar siempre investigando qué dicen o hacen otros, especialmente acerca de ellos. Los tintes de abogacía les hacen estar a la defensiva, preparados para que las leyes les amparen, aunque no su conciencia.
Tú no seas así. Sé simple y sencilla. Como dice Jesús en el Evangelio, di sí cuando es sí, y no cuando es no. Porque lo que se sale de esta norma viene del mal que te destruye. Eso sí, simple como palomas, pero astuta como serpiente, es decir, sé sabia por encima de todo, para no dejarte atrapar por las astucias de quienes no obran desde la simplicidad.
Te lo repito una y mil veces: la felicidad eres tú. Hemos nacido para vivir en un estado permanente de felicidad que no consiste en la ausencia del dolor, sino en la consciencia de lo que somos y de lo que podemos ser.
Repite cada día, como mantra en el corazón, este mensaje: ´aceptaré mis limitaciones. No es más rico el que más tiene sino el que más paz almacena dentro de sí. La paz surge del convencimiento de que soy buena y puedo transmitir bondad a los demás. Yo soy la única responsable de mi vida. Por eso dejaré de culpar a los demás cuando las cosas no vayan de acuerdo a mis cálculos. Intentaré aceptarme y cambiar lo que pueda cambiar. Estaré reconciliada con todo, con mi historia rota. Todo en mí está bellamente organizado por Dios al servicio de mi crecimiento ilimitado en el amor y la verdad.´