Serie Camino a la Felicidad – Fernando Negro

Fernando Negro

 

Pensando en una persona concreta que persistentemente se maltrata con pensamientos auto condenatorios y auto destructivos, he escrito este poema que puede ayudarte a descubrir el fuego interior que se llama felicidad. Es un fuego que además de darte calor, se convierte en luz que acoge y orienta a otros, precisamente porque en la noche encontraste la luz de ser tú misma.

 FUEGO LLEVAS POR DENTRO

Si pudiera hacer entender

Que llevas fuego en tus entrañas

Serían llamas tus manos,

Ascuas encendidas tus palabras.

No te permitirías luchar

Contra la luminosa hoguera

Que eres tú misma.

Hoguera que en la noche alumbra

Y  acoge en su rescoldo

Al peregrino que perdió

su camino hacia la aurora.

Si yo pudiera hacerte creer

Lo que de verdad ya eres,

Aprenderías a ser

Lo mejor de ti misma

No mañana, sino ahora.

Hay quien vive victimizado por las circunstancias del pasado, y encuentra en todo momento, casi adictivamente, el nombre de aquellos que le golpearon. No se dan cuenta de que ahora mismo pueden comenzar una nueva andadura en el devenir de su vida. Porque somos señores de nuestro destino, a pesar de todo.

Alguien ha escrito este bello pasaje: ¨No sólo eso, sino que Dios restaurará lo que debería haber sido tuyo. Él restaurará los años que perdiste porque alguien te ofendió. Él restaurará una relación que está en peligro. Se producirá la restauración porque tú gritas de gozo y alegría, y sigues ofreciendo un sacrificio de alabanza. No pienses que no vas a tener problemas; decídete a permanecer lleno de gozo en medio de tus problemas, y orienta tu mente en la dirección correcta.¨[1]

Cuando nos victimizamos dejamos que otros tomen las riendas de la dirección de nuestras vidas, quedamos anclados en el nudo sin desatar del pasado y no podemos avanzar ligeros de equipaje. El único equipaje que deberíamos llevar es el de la libertad henchida de amor.

Para ello hay que vivir en la verdad, es decir, en la consciencia de una memoria no reprimida, pero a la vez misericordiosa para con nosotros mismos y con aquellos que de una u otra forma nos hirieron.  Para llegar a esta forma de vivir, necesitamos de una sabiduría que no nos la proporciona el mero pensamiento lógico, sino la profundidad de nuestra consciencia conectada con la imagen divina que nos habita.

Es Sabiduría es la que en la Biblia se presenta a sí misma en el Libro de los Proverbios. Sabiduría antigua y siempre nueva que crea y recrea el ser desde dentro. Escúchala y trata de conectarte con ella, pues te está siempre esperando.

¨El Señor me formó desde el comienzo,

antes de crear cualquier otra cosa.
Fui nombrada desde la eternidad,
en el principio mismo, antes de que existiera la tierra.

Nací antes de que los océanos fueran creados,
antes de que brotara agua de los manantiales.
Antes de que se formaran las montañas,
antes que las colinas, yo nací,
antes de que el Señor hiciera la tierra y los campos
y los primeros puñados de tierra.
Estaba presente cuando él estableció los cielos,
cuando trazó el horizonte sobre los océanos.
Estaba ahí cuando colocó las nubes arriba,
cuando estableció los manantiales en lo profundo de la tierra.
Estaba ahí cuando puso límites a los mares,
para que no se extendieran más allá de sus márgenes.
Y también cuando demarcó los cimientos de la tierra,
era la arquitecta a su lado.
Yo era su constante deleite,
y me alegraba siempre en su presencia.
¡Qué feliz me puse con el mundo que él creó;
cuánto me alegré con la familia humana!

Y ahora, hijos míos, escuchadme,
pues todos los que siguen mis caminos son felices.
Escuchad mi instrucción y sed sabios;
no la pasen por alto.

¡Felices son los que me escuchan,
y están atentos a mis puertas día tras día,
y me esperan fuera de mi casa!

Aquel que me encuentra, halla la vida

y recibe el favor del Señor.¨[1]

[1] Proverbios 8, 22-36

[1] Joel Osteen, ¨Cada Día es Viernes…¨, o.c., p. 21