Serie Camino a la Felicidad – Fernando Negro

Serie Camino a la Felicidad

Fernando Negro

Zaragoza, 3 de junio de 2014

Querido tío Fernando: No sé si mis líneas serán congruentes o no, si guardarán relación unas ideas con otras, o por el contra se convertirán en un batiburrillo de sentimientos y sensaciones que “te tocará ordenar”; desconozco incluso sí te ayudarán a tratar en entender la  situación vital en la que me encuentro  desde mi “hoy, aquí y ahora”, y más aún, si me ayudarán a reflexionar a mí misma desde mi persona.

Reflexión… qué bonita palabra ¿verdad? Pero al mismo tiempo, qué esfuerzo tan grande me supone escribirla y sobre todo, llevarla a cabo en este momento vital que estoy atravesando. En nuestra conversación de esta tarde, me has invitado, con muy buen criterio, a practicar la reflexión, con el fin de tratar transmitirte mi sentir actual, así como cuales son mis deseos y objetivos como persona, como mujer, desde la individualidad, para trabajar desde lo más interno, y así poder lograr sentirme plena, llena, FELIZ, y con capacidad de dar y transmitir todo el amor que llevo guardado en mi interior, y que ni siquiera soy capaz de darme a mí misma en estos momentos tan cruciales.

Y si te parece, vamos al grano. Por nuestras conversaciones telefónicas, y más aún, por nuestro encuentro el pasado martes, sé que eres conocedor de mi MOMENTO DE TRANSICIÓN, emocional, laboral, sentimental e incluso en lo relativo a mi lugar de residencia (por lo poquito que me aporta, y lo mucho que me ancla al pasado). No es fácil decir adiós… ¿Y Yo? Pues desde el pasado 27 de enero de 2014, vivo en otra casa… El caso es que en la actualidad estoy perdida, desorientada, absolutamente desorientada y SOLA.…vuelvo a sentirme apocada, minimizada, con 54 años en un cuerpo de 32.

Desde el punto de vista laboral, me siento extraña, rara, extemporánea, estudiando una oposición con atisbos de que si me esfuerzo mucho, en un año puedo tener la vida resulta… pero en estos momentos no soy capaz de concentrarme con todo lo que tengo encima. Y además, el negocio que hemos cerrado no deja de quitarme el sueño porque al final todo son problemas. Así que como podrás comprender, no tengo fuerzas para nada.

Y  ¿sabes que pasa también? Que me siento sola, muy sola,  que no puedo hablar con nadie  de esto ni de nada, que me estoy consumiendo, no me quiero, no me encuentro, no soy capaz de encontrarme a mí misma en este momento, no me valoro ni como persona, ni como mujer, ni como profesional, ni como amiga, ni como hija….. Necesito realmente ayuda, en lo espiritual, en lo profundo, como tú dices “desde las tripas”; necesito ayuda para sacar a la Marta Paula que hay dentro, la que grita ¡QUIERO SER LIBRE, FELIZ, VIVIR MIS 32 AÑOS, REIRME!!!

Zaragoza no me está ayudando para nada, la verdad. Es salir a la calle y conocer a demasiada gente, que me sigue anclando en el pasado, porque yo soy Paula  la del restaurante, la mujer de, la que trabajó en…. Y estoy ya cansadica de que la gente me dé sus condolencias por el trabajo, o por mi ruptura, y que me miren como una pobre desgraciada y al mismo tiempo comenten y digan a su antojo.

Tío Fernando, no sé qué hacer. No sé hacia donde voy, estoy estancada en una cárcel de soledad, con vitalidad y toda la vida por delante, pero el túnel lo veo tan oscuro…. Y es tan largo…. Que imagino que habrá algo de luz al final.

Necesito encontrarme a mí misma, sanarme, hacerme fuerte y disfrutar de la vida, de cada detalle que me ponga ante mis ojos. Porque en estos momentos, no soy capaz de saborear absolutamente nada, excepto mi propia frustración, tristeza y desilusión conmigo misma. No tengo capacidad para tomar decisiones, porque no sé qué quiero en realidad, porque no me conozco lo suficiente. Sé lo que quiero para mí como persona individual, pero no sé qué camino he de tomar

No creo, de corazón, que esto sea una enfermedad depresiva, pero lo que sí tengo claro es que no debo dejar que estos sentimientos se me cronifiquen, porque de lo contrario seguiré siendo una marioneta. De hecho, y debido a mi estado de ansiedad y angustia, he acudido a médicos que incluso ellos mismos me han dicho que no estoy enferma, sino desorientada, lo cual me alivia, francamente.

¿Cuáles son mis objetivos y deseos? Ser REAL, tu sobrina Marta Paula. No la mujer de, o el funcionario nº x, frustrada y amargada porque no supe pedir ayuda ni dejar aconsejarme debidamente en su momento. Quiero ser feliz, hacer las cosas desde las tripas y con seguridad, dejar de sufrir y laméntame, lárgame de esta ciudad cuanto antes a conocer mundo para empaparme de los valores y la lucha del resto de personas, y ser libre para pensar, llorar, reír, bailar, hacer deporte…. LIBRE!!!!

Y tú, con tus llamadas, con tu apoyo, has logrado lo que nadie ha conseguido nunca: que pida ayuda, porque la necesito. Necesito encontrar mi camino para actuar desde la verdad, desde mi verdad con respeto hacia los demás, con todo lo que ello conlleva. Nunca sabrás cuan agradecida te estoy por haber vuelto a entrar en mi vida (de la cual JAMÁS HAS SALIDO) y en un momento tan crucial para mí. Dios te ha vuelto a poner ante mí, y nunca podré agradecérselo lo suficiente.

Querido y añorado tío, en estos momentos no sé qué más puedo transmitirte, excepto mis ansias de volver a encontrarme a mí misma (si alguna vez lo he hecho) y poder dar todo el amor que llevo dentro, desde la libertad, tanto en lo profesional como en lo  personal. No quiero que me procures trabajo, o hagas tú lo que a mí me corresponde, tan sólo tu ayuda y consejo. Estoy dispuesta a dejar ayudarme, y siempre del modo que tú consideres oportuno. Y de ante mano te doy las gracias por todo, y te pido perdón por si en algún momento te has podido sentir utilizado, ya que después de tantos años te vengo con un cuento chino…..En fin, que más querría yo que esta historia no fuese la que es, verdad?

Si te parece, seguiré escribiéndote estos pequeños diarios de a bordo, que desde la franqueza, me sientan muy bien, ok? En envío un dulcísimo beso impregnado que la bella esperanzadora que nos rodea. Tu sobrina que te quiere y no te olvida,

Marta Paula

​New York, NY; 4 de Junio de 2014

Muy querida Marta Paula: Aprovecho el final de la jornada para responder a tu hermosa carta en la que transmites, a pesar de tu dolor, realismo cargado de belleza, sencillamente porque eres REAL.

Leyendo el contenido de tu carta, por cierto con un estilo precioso de verdad, veo la Marta Paula que ES pero que de alguna forma se ha quedado limitada por una serie de elecciones que ahora, en perspectiva no han sido las más adecuadas.

Estoy de acuerdo con los psicólogos que te dicen que no tienes problemas de depresión; es verdad. Tú no estás deprimida, sino desorientada. Pero lo bello de tu situación es que estás “viva”, que te niegas a seguir viviendo así, que estás a punto de decir ¡basta! De una vez por todas.

Me alegro en el alma de poder acompañarte precisamente en este momento en el que sientes el dolor y la pena de la soledad y de la desorientación. Te voy a ayudar. Quiero ser la voz de Dios que te dice: “Marta Paula, por aquí está la salida”.

No sé cómo, pero te voy a ayudar. Y saldrás de ésta, resucitarás. Estoy seguro que sí. Fyodor Dostoievski (me imagino que has oído hablar de este escritor ruso) decía que “la belleza cambiará el mundo”.  Sí, la belleza, pero no cualquier tipo de belleza, sino la del corazón, de aquel que comparte la pena del otro. Yo quiero ser parte de esa BELLEZA, porque quiero acompañarte en este camino. Cuenta conmigo siempre.

Si te parece, iremos trabajando desde dentro de tu ser. Dices que no te quieres a ti misma, que no te valoras ni como persona, ni como profesional, ni como amiga, ni como hija. Te propongo el siguiente ejercicio para que lo trabajes. Se trata de algo simple.

EJERCICIO DE CRECIMIENTO PERSONAL: Recuerda que eres una persona buena y bella.  No lo dudes.  Dedica cada momento del día de hoy y de mañana a decirte a ti misma en tu interior: “soy buena, soy maravillosa.  Dios me mira y ve en mí la belleza de su amor instalado en el disco duro de mi corazón.”  Así de simple.  Será el contexto en el que vamos a seguir trabajando cada uno de los aspectos que tocaremos a lo largo de estos tres meses.  Todo artista intenta hacer bellas y perfectas sus obras.  Nosotros somos hechura perfecta de un Dios Bueno que nos ama con ternura.  Estamos hechos para ser amor, somos amor.  Ésta es la gran lección que hemos de aprender.  Muchos acaban su vida sin haberse enterado, pues han vivido y siguen viviendo “des-pistados”.

Vivimos engañados, pues desde pequeños y hasta el día de hoy se nos dice: «Tienes que ser buena».  Como si fuera un mandato obligatorio de valor moralizante. No, no debemos ser buenos, pues «ya somos buenos».  Eres imagen de Dios y por tanto llevas dentro la bondad y la belleza de Dios.  Concéntrate hoy en esta realidad: soy buena. Conéctate con la bondad que habita dentro del pozo profundo de tu ser y deja que salga como si fuera una fuente de agua viva.

Ese pozo recoge el agua pura de la imagen divina en la que fuimos creados.  No somos basura, pues Dios no hace basura.   Somos una obra de arte, creados por Dios en Cristo Jesús, para que realicemos las buenas obras que Dios predestinó que hiciéramos desde la creación del mundo.  Por eso el verdadero objetivo, la verdadera diana a la que estamos llamados a apuntar es ésta: dejarnos amar por Dios y amar como somos amados.

Ahora vive cada momento consciente de que estás amando TODO y a TODOS.  Verás cómo se va desatando en ti una libertad profunda que te conecta con la realidad del aquí-y-ahora, con cada momento presente.  Sólo el presente es real.  El pasado y el futuro son sólo realidades virtuales que no existen.  Dios es eternamente presente.¨ 

Te interesará también…

Newsletter

Recibirás un correo con los artículos más interesantes cada mes.
Sin compromiso y gratuito, cuando quieras puedes borrar la suscripción.

últimos artículos

RAICES DEL MANZANO – Joseph Perich

RAICES DEL MANZANO – Joseph Perich

Joseph Perich Hace mucho tiempo existía un enorme manzano. Un niño lo amaba mucho y todos los días jugaba alrededor de él. El amaba al árbol y el árbol amaba al niño.          El niño creció y se marchó. Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le...