Serie Camino a la Felicidad – Fernando Negro

No te dejes llevar de la inercia de los días.

Fernando Negro

 

Piensa que el tiempo no resuelve nada a no ser que en su devenir te vayas abriendo a las sorpresas de cada oportunidad que te espera para llenarte de todo aquello que invita a ser lo que puedes ser.

No vivas dormida ni anestesiada por tus miedos. Deja que el cielo de tus sueños se pose sobre tu mente y envíe desde sus nubes lluvias de sabiduría y de esperanza. Lo que fue, fue. Nada de lo ocurrido puede cambiarse; pero si dejas que los efectos negativos de tu historia pasada conduzcan la nave de tu vida, es que estás dormida, maniatada por tus miedos y ansiedades.

Busca en el pasado razones para tu transformación profunda, más que para tu anquilosamiento. Para ello has de aprender el arte de ´la nueva percepción´.

El arte de la nueva percepción consiste en situarte delante de tu vida, como un espectador ante la pantalla en una sala de cine. Deja que pasen las imágenes de lo que fue, sin juicios ni condenas. Simplemente deja que pasen las cosas tal y como son, tal y como se dieron en tu vida.

Habrá escenas dolorosas que reflejarán sus efectos en forma de ansiedad, rabia, rechazo, dolor… No te preocupes demasiado, pues se trata de una sanación que tiene lugar dentro de tu ser profundo. Cuando limpiamos el fondo sucio de una piscina con agua, al sacar las inmundicias, el agua se enturbia y ensucia. Pero hay que comenzar por este proceso.

Luego vendrá la purificación de este mismo agua a base de productos químicos adecuados. Si a todo este proceso añadimos una buena máquina que permanentemente purifica el agua que, además va permanentemente entrando desde una fuente de agua pura y cristalina, finalmente tendremos una hermosa piscina tan transparente, que hasta nuestro rostro quedará dibujado en su superficie.

El proceso de nuestra vida está llamado a ser la construcción no solamente de una piscina, sino de un lago hermoso, profundo, bello, luminoso y rodeado de paz. Un lago parecido a los que abundan en la zona montañosa del Noroeste de Camerún. Allí las cimas de mucha montañas habían sido cráteres que, con el pasar del tiempo, por medio de la desactivación volcánica, se llenaron de agua y son ahora parajes bellísimos donde se respira la presencia de la divinidad.

Fíjate en este detalle: de ser un cráter que despedía fuego y lava hace quizás millones de años, ahora es un hermoso paraje rodeado de vegetación fresca y pura, donde uno puede retirarse a contemplar la armonía del cosmos. De igual forma, tú y yo hemos de calmar el cráter de nuestro ser herido a base de la cirugía espiritual, que el Espíritu del Señor obra en nosotros y por medio de nosotros.

Necesitas confianza en ti misma y en el proceso que has comenzado. No te culpabilices por tus caídas, no permitas la entrada de pensamientos irracionales  y obsesivos, canta aunque no tengas ganas de cantar, busca tu propia partitura, no la que otros han querido que toques, y únete a la gran orquesta del universo donde hay un puesto que solamente tú puedes ocupar. Dios cuenta contigo, a pesar de ti misma o, mejor, precisamente por ser tú misma.

Puedes orar con la hermosa plegaria de San Agustín de Hipona: “Señor, que me conozca para que te conozca de manera que, conociéndote más, yo me pueda conocer mejor a mí mismo”. Es muy consolador, porque es verdad, que cuanto más nos conocemos a nosotros mismos, más descubrimos dentro la huella y la presencia de Dios, la huella de sus pasos, y la marca indeleble de haber sido creados por Él y para Él.