SENCILLAMENTE ORGULLO DE SER…Descarga aquí el artículo en PDF
Maria José Rosillo
Durante este mes de junio se conmemora en muchas partes del mundo (allí donde está permitido) el día 28 de junio como fecha conmemorativa del Orgullo Gay y de la diversidad sexual en general. En muchos otros países, aún no es posible porque identificarse como sexualmente diverso te conduce derecho a la cárcel o a penas de muerte. Así están las cosas en este mundo nuestro, en pleno siglo XXI. ¿Podemos creerlo? Pues sí. Aquel 28 de junio en el que un grupo de policías irrumpen violentamente en un bar de ambiente diverso, en la ciudad de Nueva York y detiene, apalea y maltrata a las personas que estaban allí. Sencillamente porque formaban parte del grupo de los malditos. Estos hechos (reconocidos mundialmente como los disturbios de Stonewall) sirvieron para la comunidad homosexual y transexual en conjunto saliera a la calle a decir basta ya. Me he preguntado muchas veces, cada vez que tengo que preparar algún acto de este tipo en mi lugar de trabajo, si Jesús hubiera estado en ese momento de la historia, en esa ciudad ¿habría salido a luchar con la gente? No tengo ninguna duda y eso me hace recordar que yo no puedo quedarme en casa mirando mientras siguen dando palos, palizas y agresiones a gente, por la única razón de ser diversos en su sexualidad y en su modo de vivirla. No tengo más que echar un vistazo de pájaro, (ahora de dron) para poder distinguir entre las palabras bíblicas referencias a la libertad individual y a su protección.
«Cristo nos libertó para que vivamos en libertad» (Gal 5,1).
«Así que, si el Hijo los libera, serán ustedes verdaderamente libres» (Jn 8,36).
«Viviré con toda libertad, porque he buscado tus preceptos» (Sal 119,45).
«El Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros» (Is 61,1).
«Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús» (Rom 8,2).
«El Señor ama a los que odian el mal; él protege la vida de sus fieles, y los libra de manos de los impíos» (Sal 97,10).
Deseamos apoyarnos siempre en la Palabra buscando en ella referentes para saber cómo actuar en nuestra vida diaria, cómo tomar nuestras decisiones vitales, cómo proceder en nuestras profesiones, en las tesituras que el destino nos pone delante. Esto también es Palabra de Dios que nos recuerda lo valioso que es la libertad de la persona y que así nos crearon. Nuestra dignidad como personas completas, ungidas por el Espíritu del Señor, bautizados/as y confirmados/as por él, nos hace, además, cercanos a los suyos, a sus enviados, a sus colaboradores. Que esto sirva para suavizar mensajes de homobofia todavía existentes en nuestra sociedad y en nuestras comunidades. Que esto sirva para recordar la profundidad del mensaje del Evangelio cuando nos habla del significado del amor al prójimo como el primero y principal de los mandamientos de Dios.
Esto también es Palabra de Dios que nos recuerda lo valioso que es la libertad de la persona.