SEMANA LAUDATO SI´ 2024Descarga aquí el artículo en PDF
Antonio A Garrido Salcedo
antonio.g@laudatosimovement.org
El cuidado de nuestra Casa Común tiene de una fecha muy significativa fijada en el calendario. Cada 24 de mayo, se conmemora el aniversario de la publicación de la carta encíclica Laudato Si´ del papa Francisco en el año 2015. Por ello, desde el Vaticano se invita a toda la Iglesia a unirnos para ver, juzgar y actuar; las tres pautas de las que ya hemos hablado, sobre la situación del cuidado del planeta. Una semana que este año se extenderá desde el 19 al 26 de mayo; además la fecha de clausura tiene una especial trascendencia, pues coincide con el domingo de Pentecostés.
En primer lugar, antes de analizar cuáles son los puntos en torno a los que se conmemora la promulgación de este documento magisterial pontificio; que forma parte de la Doctrina Social de la Iglesia, vamos a rememorar cuál fue la situación por la que el papa Francisco decide que ha llegado el momento de publicar un documento, en el que por primera vez la Iglesia determine cuál es la visión sobre un tema tan ideologizado y apremiante como es el cuidado del planeta, que de primera mano pudiera parecer tan alejado de las enseñanzas teológicas que provienen de la Iglesia.
Por ello, tenemos que entender el proceso de «conversión ecológica» personal del papa, como le gusta definirla, y que ha comentado en reiteradas ocasiones. Durante el encuentro de Aparecida en el año 2007, se produjo el encuentro de todos los obispos latinoamericanos, para lo que podríamos definir una puesta a punto de la Iglesia para el siglo XXI que estaba en comenzando. Durante las reuniones y deliberaciones, un grupo de obispos provenientes de la Amazonía alzó la voz para denunciar la grave situación que estaban atravesando en todos los aspectos. En aquel momento, el por aquel entonces cardenal Bergoglio de Buenos Aires, consideró que aquellos puntos estaban fuera de lugar, pero inició una reflexión personal sobre las propuestas que habían sido planteadas por aquel grupo de obispos. Esto le permitió conocer mucho más de cerca el problema, y ver con otros ojos la trascendencia que se le debería dar.
Unos años más tarde, ya como obispo de Roma, decide reunir y llamar a distintos expertos científicos, técnicos y teológicos para deliberar sobre los principales temas que debía abordar la cuestión. Al mismo tiempo, en septiembre del año 2015, en París, todos los líderes mundiales estaban convocados para la Cumbre de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, la conocida como COP15, que estaba considerada como un punto crucial en la toma de decisiones que marcarían el rumbo del planeta.
La repercusión en los medios de comunicación fue impactante
Previamente a esta cita internacional, el papa Francisco tenía previsto un viaje oficial a Estrasburgo, para hablar a la Unión Europea. La autoridad encargada de recibirlo fue Ségolène Royale, ministra de Medio ambiente de la República Francesa, que en un diálogo informal le pregunto al papa si eran ciertos esos rumores sobre la posible publicación de una Encíclica «verde». Ante la respuesta afirmativa del pontífice, le apremió a que fuese publicada antes de la cumbre, para que el texto fuera tomado como un referente moral y espiritual para todos los líderes políticos, encargados de la firma del acuerdo, que acudieran en otoño a la capital gala para la celebración de la cumbre mundial.
Aceptando el «reto» el papa Francisco pone a punto la maquinaria pontificia para que el texto fuera publicado antes de lo previsto, viendo la luz finalmente en mayo de ese mismo año, y dirigido no solo a los católicos, sino, como viene recogido en el subtítulo, a todas las personas de buena voluntad. Automáticamente la repercusión en los medios de comunicación fue impactante: el primer texto magisterial de un papa escrito directamente en español y sobre una cuestión enfangada por las ideologías y la política como era la ecología, el debate estaba servido.
Nos acercamos a la década desde la publicación de la encíclica, y continua siendo un texto de plena vigencia y actualidad, ante los acuciantes problemas a los que se enfrenta la Humanidad. Además, en octubre de 2024 se vio reforzado con la publicación de la que viene a ser considerada la segunda parte de la encíclica, la exhortación apostólica Laudate Deum. Un documento destinado de nuevo a los jefes de Estado y de Gobierno que se reunirían en los Emiratos Árabes Unidos en la COP28. En sus líneas se abordaría desde un punto de vista mucho más científico y empírico qué es lo que está ocurriendo en nuestra casa común, y cómo las autoridades deben actuar frente al inexorable paso del tiempo.
Para la edición de este año 2024, desde el Dicasterio para el Servicio para el Desarrollo Humano Integral de la Santa Sede nos exhortan a conmemorar esta fecha con el siguiente lema: «No hay cambios duraderos sin cambios culturales… y no hay cambios culturales sin cambios en las personas» (LD 70). Una forma de recordar la urgencia del mensaje de la Laudato Si´ y la necesidad de una transformación personal y cultural en medio de nuestra crisis ecológica y climática. Para que seamos semillas de esperanza en nuestras vidas y en nuestro mundo, arraigadas en la fe y el amor.
Está es, sin duda, una de las principales ideas que se nos mostró en la encíclica Laudato Si´: ser conscientes de nuestros estilos de vida, para que asumamos las responsabilidades que derivan de nuestros actos y podamos actuar en consecuencia, pues todo está conectado, en mundo cada vez más globalizado, donde el más mínimo detalle de nuestro comportamiento tiene una repercusión.
Que la oportunidad que se nos brinda con la Semana Laudato Si´ 2024 sirva para poner una llamada de atención y una nota de esperanza ante nuestros compromisos por el cuidado de nuestra Casa Común. Aprovechemos para conocer más de cerca las iniciativas, propuestas y proyectos que la Iglesia va a presentar en los próximos días, para asumirlos como propios y, de esta forma, aportar nuestro granito de arena en el cuidado del planeta. Siguiendo el llamado magisterial del papa Francisco a todas las personas de buena voluntad.
Una llamada de atención y una nota de esperanza ante nuestros compromisos