RECREAR LA MASCULINIDAD – Silvia Martínez Cano

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Silvia Martínez Cano

http://www.silviamartinezcano.es / @silviamcano

¿Qué significa ser varón? ¿Existe una clave única para expresar la masculinidad? Las nuevas masculinidades o masculinidades alternativas proponen replantear la idea de masculinidad y volver a construirla sin limitarnos a los roles de género adquiridos en la socialización familiar y la socialización del entorno bajo la influencia patriarcal de muchos siglos. Repensar la masculinidad significa definirse como varón en otros términos que no son la fuerza, el poder o el dominio.

A muchos varones este proceso les produce miedo. Miedo a la pérdida de identidad, miedo a un posible vacío a la autoafirmación. Cuando cualquiera se replantea de nuevo quién es, es decir, repiensa su identidad, es normal sentirse inseguro o algo perdido. Repensar la masculinidad es un proceso de deconstrucción que parte de la idea de que podemos cambiar la realidad si cambiamos la forma en que la definimos y la expresamos, pero eso no hace que dejemos de ser quienes somos. 

La deconstrucción en este sentido es una forma de conocer cuáles han sido los elementos que articulan la masculinidad y cuáles de ellos se mueven por criterios patriarcales. De esta manera desarticulamos una estructura fija o previamente dada y obtenemos más libertad para construirla a nuestra manera. Deconstruir la masculinidad hegemónica patriarcal significa que rechazo que los varones construyan su identidad a través del control, del poder o de la violencia, y busque otros elementos humanos que me permiten ser persona en solidaridad con otros.

Para poder hacer esta tarea debemos comprometernos a un ejercicio crítico que contribuye no solo a mejorar la vida propia, sino la de los que están a nuestro alrededor. La búsqueda de una nueva masculinidad conlleva denunciar y rechazar la violencia machista, estar a favor de la igualdad de género (compartir ideas con el feminismo) y promover valores igualitarios que se traduzcan en prácticas cotidianas que crean condiciones de igualdad y no violencia hacia las mujeres. 

Puedes contrastar esta reflexión con la propuesta del Evangelio. Si observamos con detenimiento a Jesús en los evangelios, lo cierto es que en él descubrimos una masculinidad diferente, alternativa a la masculinidad patriarcal, capaz de llorar y de reír, de romper los estereotipos de varón e ir más allá de la masculinidad poderosa y agresiva del sistema patriarcal. No responde a una conducta competitiva y se muestra compasivo con las personas. Se relaciona con las mujeres en igualdad, hablando con ellas sin miedo. Jesús es un maestro atípico, tiene discípulas que lo escuchan (Lc 10,38-42), lo acompañan (Mc 14,40-41) a la vez que sus discípulos. En casa de Marta y María, Jesús permite que María se siente con los varones en el salón a escuchar a Jesús y participe de la conversación y el aprendizaje. No la reprende por no seguir los roles patriarcales asignados, estar en la cocina sirviendo a otros. A través de este gesto, Jesús muestra que el modelo antropológico que él propone pasa por el respeto mutuo, por la amistad y por el reconocimiento entre iguales.

La masculinidad de Jesús nos propone un varón centrado en el cuidado de los otros y en las relaciones de interdependencia. Nos muestra un Jesús capaz de cambiar los tabúes sociales de género en favor del proyecto del Reino.

Imagínate dentro de la imagen, con otros varones, ¿qué te define? ¿Dónde pones tus esfuerzos para sentirte hombre? ¿Qué rasgos de tu identidad se aproximan a estas dimensiones?:

  • La desigualdad entre sexos. La masculinidad patriarcal se expresa en la cultura de la desigualdad, en la que algunas personas mantienen el control sobre otras para acaparar el poder. En cambio, las masculinidades que están emergiendo hoy apuestan por la horizontalidad, el consenso y las relaciones entre iguales. 
  • La competitividad. La identidad tradicional masculina pone como rasgo propio del varón demostrar sus habilidades frente a otros (más fuerte, más poderoso, más influyente). Las masculinidades alternativas buscan que cada persona pueda mostrar sus debilidades sin miedo, y aprovechar el talento de los demás para trabajar en equipo de forma más efectiva, sin necesidad de buscar la confrontación.
  • La agresividad. La masculinidad patriarcal lleva consigo una dosis elevada de agresividad y violencia que es la estrategia de perpetuación del poder. Es frecuente el uso del acoso, los comentarios sexistas o las violencias sexuales de distintos niveles. Las masculinidades igualitarias apuestan por eliminar la violencia machista, o de cualquier tipo, de nuestras vidas.  
  • Los roles de género. La masculinidad tradicional se define en oposición a lo femenino: los hombres no lloran, no cuidan y son siempre cabeza de amigos, familia, grupo social, etc. En cambio, el modelo de masculinidad alternativa apuesta por una expresión más libre de la personalidad y rasgos personales donde cada persona se exprese más libremente. Eso reduce la presión de la competitividad y la agresividad patriarcal, equilibra mejor sus emociones y gestiona mejor su comunicación interna y externa.

Repensar la masculinidad no es una moda, es una propuesta de Evangelio que afecta a una mejor vida de hombres y mujeres. Si te animas a repensarte puedes empezar por pequeñas acciones y actitudes: prescindir de la violencia, desarrollar la empatía, apostar por el cuidado como algo propio, dar libertad a la expresión de tus inseguridades, no quererlo controlar todo, usar el cuerpo en las relaciones, abrazar y expresar sentimientos, seguir aprendiendo y, así, crear tu propio camino. 

La masculinidad de Jesús nos propone un varón centrado en el cuidado de los otros y en las relaciones de interdependencia

Repensar la masculinidad no es una moda, es una propuesta de Evangelio que afecta a una mejor vida de hombres y mujeres