Tomado de (Luis Sierra, Iglesia en Aragón)
Guillermo Esteban, conocido como Grilex a nivel nacional, es un rapero de 24 años con más de un lustro de experiencia. Los días 26 y 27 de febrero participó en el Encuentro Regional de Jóvenes de Aragón y La Rioja, que reunió en Zaragoza a más de 350 jóvenes para soñar su futuro en la Iglesia. Un evento a la luz del Sínodo sobre los jóvenes convocado por el papa Francisco en octubre de 2018.
Guillermo, llevas años de experiencia rapeando. ¿Cómo explicarías tu camino?
La reconversión que tuve. Al final, el Señor es el que me tiró del caballo. Haciendo oración y discernimiento, me está llevando por estos camino que, la verdad, son increíbles.
Porque, en la música rap, ¿cómo te introdujiste?
Todo fue por la enfermedad de mi hermano Nacho. Le detectaron lupus eritematoso, y claro, para mí -eso fue con dieciocho años fue un shock muy fuerte. Entonces, un amigo mío me dijo: “Oye, tú que escuchas rap, ¿por qué no haces rap para liberarte de lo que estás pasando?”. Y desde allí, empecé con el tema del rap.
¿Cómo has vivido estos años?
Pues, al principio, me fui envenenando. Porque yo saqué la primera canción, que fue para mi hermano, que tuvo mucha repercusión. Claro… dieciocho años, primera canción, miles de reproducciones… Al final, se apoderó de mí el orgullo, la vanidad, y me fui desviando, ¿no? ¡Me envenené tanto! Hasta que el Señor me dijo: “Mira, hasta aquí. Tú te quedas conmigo”. Y me tiró del caballo. Y ahí es cuando dejé el rap que estaba haciendo y me dediqué plenamente a hacerlo para él.
¿Qué balance haces de este encuentro?
¡Buah, ha sido bestial! Bestial, porque se necesitan estas cosas para los jóvenes. Al final, yo también soy joven y lo necesito. La verdad es que refresca mucho el cristianismo, el catolicismo y también la espiritualidad de muchos jóvenes, que necesitan estas cosas para que el Señor al final les toque. Y, como el Señor está en el centro de esto, constantemente les está llamando y se les ve en la cara de felicidad. Al cantar aquí, pues, esas caras de alegría… también de necesidad y de sed de Cristo. Fue impresionante. Luego, sí que es verdad que vamos por muchos sitios de España y nos encontramos esta alegría de compartir con los jóvenes… Pero, vamos, lo vivido aquí ha sido alucinante.
¿Cómo vives esta nueva deriva a raíz del Sínodo de los Jóvenes?
Bien, la verdad es que con mucha motivación, porque sentirse partícipe de algo da muchas fuerzas y también te sientes como en casa. Se lo comentaba a mi novia cuando veníamos aquí en tren, y le decía: “Jo, ¿no te das cuenta de que vamos a un montón de sitios totalmente diferentes, y estamos, constantemente, yo, fuera de mi casa, y tú, fuera de la tuya, pero nos encontramos constantemente como si estuviéramos en casa?”. Entonces, ella me ha dicho unas palabras que a mí me han encantado: “Es que, en medio de todo esto, está Dios. Entonces, estamos siempre como en casa, con él”.
¡Qué bonita frase de tu chica! Qué bueno es rodearse de buenas influencias, ¿verdad?
Yo era una persona muy tóxica, llena de dolor, de heridas. El rap que hacía era diferente, muy agresivo, y las compañías que tenía eran muy opacas. Muy frías. Pero el Señor es más listo que todos y el mejor matemático que pueda existir. Él va poniendo pieza a pieza, cálculo a cálculo, para que haya personas con las que, a través de él, te sientas protegido. Te sientas amado. No siempre he estado con buenas influencias, pero sí que es verdad que, cuando te juntas a él, las influencias cambian totalmente.
NFTW, smdani, Redimi2… ¿Qué opinas sobre el nuevo panorama de rap cristiano?
Todos son unos cracks. He escuchado muchas veces que el rap no debería estar dentro de la Iglesia, o que no debería ser cristiano, porque directamente “es rap”. En cambio, Dios habita en todas las cosas, porque Dios las ha creado. Entonces, yo creo que el rap es un medio increíble para evangelizar, al igual que otras músicas. Nunca debemos cortar las alas de ningún tipo de música o actuación, porque siempre puede estar Dios allí, y puede tocar a muchísimas personas.
¿Cómo animarías a una persona joven a despertar, y difundir la Buena Noticia?
Le diría que no tuviera miedo. Al final, cuando una persona dice: “Hasta aquí, Señor. Dame la fuerza para no tener miedo”, el Señor te la concede. Y el no tener miedo cambia muchas perspectivas. Yo creo que es eso. Decir: “Si soy cristiano, soy cristiano al cien por cien, no soy un cristiano a medias”. Yo creo que ese es el paso que debemos de dar en la juventud. No decir: “Jo, me van a mirar mal” o “jo, me van a decir tal”, sino pensar: “Jo, si Dios está conmigo, ¿quién va a estar contra mí?” Entonces, pisar fuerte ahí, sin tener miedo.