Cuando lanzamos el primer vídeo de Quiero ver hace ocho años, lo hacíamos con la misma intuición con la que compañeros de la hoja Eucaristía lanzaban hace ya más de cuarenta un póster sugerente y cuestionador para colocar de puertas hacia afuera en las parroquias, dirigido a los que no van a entrar. Hoy, con las nuevas tecnologías y formas de difusión, desde Quiero ver queremos acercar el Evangelio donde no se presuponga la fe, pero que podamos invitar a ella.
Que el primer equipo de cuatro que pusimos en marcha Quiero ver estaba compuesto por una ilustradora, una profesora de música, un sacerdote y un fotoperiodista es lo de menos. Que luego se sumaran un economista, dos profesores o una psicóloga tampoco importa. Lo que nos une principalmente es el sueño de ver y vivir la vida «de otra manera». Nos une nuestra implicación en el mundo juvenil y de evangelización a pie de calle en nuestro trabajo, en nuestros movimientos, en la parroquia, en los barrios… Quiero ver es el grito del ciego del camino cuando Jesús le pregunta: ¿Qué quieres que haga por ti? También hoy muchas personas «quieren ver» la Buena Noticia hecha realidad y no siempre pueden o saben. Nuestros vídeos no demuestran nada, solo quieren sugerir, provocar, clarificar esa mirada. Quiero ver surge de la evidencia de que el Evangelio es verdad y se sigue cumpliendo hoy. Este formato encontró la acogida, el apoyo y la apuesta de la Editorial Verbo Divino que sirve de impulso y plataforma de un proyecto que no es nuestro, sino que es de todos.
Nuestra forma de trabajar parte de un primer guion de la adaptación que se hace del Evangelio del domingo. Buscamos actualizar y traducir a un lenguaje contemporáneo. Buscamos una presentación breve, que huya de la «grandes palabras» (muchas de ellas desgastadas), cercanas a cada persona desde la cultura y el lenguaje de hoy y que esté disponible y accesible para todo el mundo a través de diversas plataformas como pueden ser Youtube, redes sociales, la propia página web o la aplicación móvil.
Como cristianos vivimos y nos pasan muchas más cosas que las que contamos. Muchas veces somos de compartir más lo negativo, las dificultades y nos falta compartir desde el construir, ilusionar, generar esperanza. Debemos dedicar más tiempo a querer que a juzgar. En nuestro alrededor tenemos un termómetro. ¿Cómo va nuestra evangelización entre la familia, compañeros de trabajo, colegas del barrio…? ¿Entre los que nos quieren y en un principio nos escuchan? Yo tengo más amigos paganos que cristianos… Y ahí tenemos también la misión. Quiero ver pretende ser una excusa, no para ganar seguidores sino interlocutores. Gentes a las que acompañar, cuidar, con las que dialogar y ponernos en acción. Trasmitir y comunicar a Dios no consiste en repetir y decir Dios cada minuto. Es como el amor. El amor no consiste en decir constantemente te quiero, es demostrar continuamente ese amor. La gente entiende estupendamente el testimonio de quien tiende la mano. La idea es que lo audiovisual provoque chispas que seamos capaces luego de avivar, acoger, escuchar, abrazar. Nuestros vídeos no pretenden ser algo que prescribimos, es algo que compartimos y que debe invitar a la reflexión, el cuestionamiento, la trasformación, el aplauso, el perdón… Todo esto que hay que saber acompañar y dar continuidad en nuestro día a día. Y en ello estamos.
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