Joseph Perich
El rey de los animales convocó una asamblea plenaria. En el orden del día figuraba un punto único: ¿Qué es el hombre?
Los animales determinaron ofrecer a los humanos un día de puertas abiertas. Debería ser la fiesta del encuentro. Las hienas recibieron el encargo de montar la guardia y a cada huésped que pretendiese ser un hombre pedirle su documentación para comprobar la identidad.
El primer hombre interrogado acerca de sus tres características respondió:
–«¿Ves? Voy erguido, tengo el aspecto de un hombre y tú oyes que hablo como un hombre. Yo soy un hombre». «Esto no nos basta», dijeron los animales y rechazaron al huésped.
Muchos fueron viniendo a la frontera de los animales, y sus respuestas eran:
–«He nacido de un ser humano y medito sobre el pasado y hago planes sobre el futuro; yo siento, tengo una profesión, dinero, poder, una vivienda, armas… y muchas cosas más».
Pero los animales estaban decepcionados. Ya querían renunciar al día de puertas abiertas. Entonces llegaron tres niños cantores.
-«¿Por qué cantáis vosotros?», preguntó la hiena.
–«Porque nos alegramos», respondieron los niños.
–«¿Por qué habéis venido?» siguió preguntando la hiena.
–«¡Porque os estamos agradecidos!», respondieron los niños.
-«¿Y por qué venís tres?», quiso saber la hiena.
–«Porque nos queremos», gritaron los niños.
Pasaron sencillamente la frontera y fueron acogidos cordialmente.
–«¡Sí, éstos son hombres!», dijo el sabio búho, «pues no hablan de características, sino que ellos mismos lo son: alegría, agradecimiento y amor».
Fue un día magnífico y los animales comenzaron a tener esperanza.
REFLEXIÓN:
En la sala de espera de urgencias del hospital Josep Trueta de Gerona están constatando últimamente que por la noche se refugian en ella muchas personas sin techo. Los Servicios Sociales, Cáritas y muchas ONGs no dan abasto ante la avalancha de visitantes pidiendo auxilio. Aunque todavía hay quien puede afirmar: «¡qué suerte que no nos haya tocado!» (Evidentemente no se refieren a la lotería).
Tenemos motivos, este año más que nunca, de comenzar cuatro semanas de «puertas abiertas» con el Adviento. Cuatro semanas en busca del perfil de aquella persona capaz de devolvernos la sonrisa, el hacernos sentir queridos y de enseñarnos a decir «gracias». Difícilmente lo encontraremos si vamos por la vida despistados, distraídos. Podemos estar al tanto de lo que acaba de pasar en la India pero no de la presencia luminosa de un compañero del camino. Quizás esta mañana Él te estaba llamando a los cristales de tu ventana y tú dormías, porque Él viene cada día y a la hora menos esperada. El mundo está lleno de Dios y nosotros vamos de ciegos por la vida.
Más que nunca necesitamos personas con los ojos bien abiertos, con las puertas abiertas de par en par. Ahora pienso en una señora de nuestra parroquia que encontré en un pasillo del hospital. Con una sonrisa de felicidad me anuncia que pasando la Navidad podrá recibir un riñón que le regala su hermano y así podrá dejar la diálisis.
Ahora pienso en el P. Adolfo Nicolás, Superior General de los Jesuitas, que en su última visita a Barcelona, afirmó: «La crisis económica es una oportunidad para recuperar valores como la austeridad de vida, la solidaridad, para no perdernos tanto en el lujo mientras otros se mueren de hambre».
No busquemos excusas; Dios hace encargos importantes y envía en misión a gente sencilla y humilde de corazón: los discípulos, María, los pastores… La mejor Noticia sigue siendo de los pobres y para los pobres.
¡Buen Adviento: «Puertas abiertas!»