Aportes de la psicología a la espiritualidad
Unida a la espiritualidad, la psicología puede lograr el bienestar del ser humano, que es su objetivo primordial. La psicología ofrece las herramientas terapéuticas que pueden ayudar a un proceso de sanación y liberación de la persona.
La psicología ofrece “los insights terapéuticos y los instrumentos” que permiten a la persona alcanzar el bienestar, la salud y la realización que la espiritualidad enmarca desde los valores y el sentido que propone para la vida del sujeto.
La psicología ha logrado reconocer, en los diversos estudiosos de diversas corrientes, que la espiritualidad no está ajena al desarrollo de la persona. La psicología ofrece un marco teórico y científico en el cual es posible comprender la necesaria integración de la espiritualidad, comprendida como relación con la trascendencia, para poder lograr la plenitud del ser humano.
La psicología ha puesto en descubierto la necesaria relación entre la autonomía y la relación interpersonal, descrita en el principal mandamiento del cristianismo: amar al prójimo como a uno mismo. Sin uno de estos dos polos, se empobrece la persona y no alcanza su realización. En esta corriente están los trabajos de Kegan, quien sintetiza los estudios previos de Erickson, Piaget, Kohlberg, Gillian, entre otros.
La psicología puede, además, ofrecer un criterio crítico para reconocer hasta donde la religión, y en consecuencia algunas formas de espiritualidad, está al servicio del bienestar del ser humano. Toda religión debe, en definitiva, ayudar al hombre a humanizarse; y la psicología puede, desde criterios científicos, colaborar en el discernimiento de aquellas formas de espiritualidad que pueden ser beneficiosas o destructivas de la persona.
Aportes de la espiritualidad a la psicología
La espiritualidad aporte un marco de valores desde el cual puede comprenderse el acto de la liberación, la salvación, o la curación. Para Fernando y Swindler, las grandes religiones comprenden que “la salvación está mediada por la autoaceptación, la honestidad, la humildad, amabilidad, esperanza, autocontrol, sencillez, compartir los bienes, ayudar al prójimo, perdonar, serenidad, no violencia, y reflexión”
La espiritualidad es “la mayor estrategema de los significados, valores y energía desde los que trabaja la psicoterapia” Se ocupa, por tanto de los aspectos esenciales, del sentido y los valores de la vida. En consecuencia, la terapia “necesita orientaciones espirituales”
Los trabajos de Jüng, quien combina el psicoanálisis con el estudio de las religiones, concluyen que “las religiones del mundo son los grandes símbolos terapéuticos de la humanidad” En este sentido, podemos comprender que las religiones, como formas instituidas de vivencia de la dimensión espiritual, aportan los arquetipos necesarios para comprender los dinamismos inconscientes de la persona.
Víctor Frankl afirmará que “sólo un sentido trascendente de la vida puede ayudarnos a soportar las circunstancias de la vida” En este ámbito, la espiritualidad como apertura y relación con lo trascendente se hace necesaria para lograr alcanzar el fin de la existencia humana. “La religión nos provee de algo más de lo que psicoterapia puede darnos –pero también nos exige más-“
Para Maslow, la realización de la persona culmina con la satisfacción de las necesidades espirituales. La espiritualidad es, por tanto, el culmen de la autorrealización humana, comprendida como el alcance de los valores de trascendencia y de sentido. Este alcance requiere de la satisfacción primera de las necesidades básicas. Cuando no se logra, es muy difícil alcanzar la realización personal plena, y por lo tanto, satisfacer las necesidades de trascendencia.
La psicología, en definitiva, demanda de la espiritualidad lo que le es necesario para completarse. La espiritualidad ofrece ese ámbito más profundo e interior, donde “están contenidas las cosas de la vida”
En definitiva, la espiritualidad, en el marco de las diversas religiones, tiene validez en la medida en que permiten alcanzar el bienestar del hombre, objetivo compartido con la psicología, ofreciendo un marco de comprensión antropológico que permite el uso de las herramientas psicológicas para este fin.
Ayuda de la psicología al desarrollo o crecimiento personal
Toda psicología tiene como objetivo fundamental lograr el bienestar del hombre. Desde sus diversas teorías, la psicología ofrece una serie de herramientas que ayudan al ser humano a mejorar su calidad de vida, superar sus traumas, destrabar procesos de humanización y sacar del ser humano lo mejor de sí para una vida plena. La psicología, por tanto, ayuda al crecimiento personal en la medida en que, situada desde un horizonte antropológico y asumiendo la condición espiritual de la persona, es capaz de ofrecer las herramientas necesarias para un adecuado proceso de integración personal que libere a las personas de los diversos traumas y las resistencias que están presente en ellas, y que es fruto de las heridas del pasado y de las formas no adecuadas de adaptación a la realidad.
Desde las diversas formas de terapia y de insight la psicología puede ayudar al hombre y a la mujer a vivir desde los más profundos valores de la persona, a encauzar sus actitudes y vivencias para que sean vividas sanamente y la persona pueda alcanzar una mayor calidad de vida. En este sentido, la psicología es una herramienta fundamental para el alcance de las metas de crecimiento de toda persona.
Ayuda la psicología al desarrollo o crecimiento espiritual
La psicología puede ofrecer un marco de referencia para reconocer las oportunidades que ofrecen diversas formas de vivencia espiritual para la adecuada humanización del ser humano. En este sentido, es importante señalar que, si bien ninguna espiritualidad puede estar definida bajo los criterios que ofrece la psicología, sí puede determinar aquellos aspectos de la espiritualidad que no ayudan al desarrollo integral de la persona.
En este sentido, es importante señalar que toda espiritualidad, como dimensión humana, está al servicio del bienestar del hombre. Sin embargo, podemos reconocer que en algunas culturas y en algunos grupos, la espiritualidad vivida en algunas religiones han llevado a muchos individuos a separarse de este objetivo, convirtiéndose en la fuente de neurosis, fanatismos y hasta de actos masivos de suicidio. La psicología, desde el conocimiento profundo del ser humano, puede ayudar a discernir la “sanidad” de la forma en que la espiritualidad va tomando cuerpo en las personas, colaborando de esta manera a determinar aquellos aspectos que están al servicio o no del crecimiento espiritual.
Referencias bibliográficas:
FERNANDO, Anthony y SWINDLER, Leonard. El budismo: una introducción para cristianos y judíos. Orbis, 1985.
FRANKL, Víctor. The Unconscious God: Phsicoterapy and Theology. (Simon and Schuster, 1975), 75