Una de esas noticias que aparecen en el Telediario cada primero de Enero (y que a veces se extienden a lo largo de la primera semana de este mes), es la puesta en marcha de los propósitos de año nuevo. Después de que el presentador de turno haga los honores, los micrófonos salen a la calle para que la gente, de diversa calaña, responda a la pregunta clave «¿Qué propósitos se plantea usted este año?». Las respuestas suelen ser diversas pero ya por todos conocidas: la dieta, fumar menos o dejar de fumar, ir al gimnasio, aprender un idioma… Aunque en menor cantidad, hay otras muchas personas que realizan sus propósitos con el comienzo del curso escolar, una especie de año nuevo tras las vacaciones del verano, que hace más fácil el comienzo de cosas nuevas. Hay encerrado en esto de los propósitos, un deseo del ser humano de cambio, de mejora, ligado a una renovación que creemos que puede mejorar nuestras vidas. Esto de los propósitos, los cristianos no lo podemos dejar pasar de largo. Bien es verdad, que tenemos dos tiempos especiales para el cambio (Adviento y Cuaresma) que anteceden a dos inmensas festividades, pero verdaderamente tenemos que aprovechar todas las oportunidades que se pongan por delante de nosotros para ser mejores personas y mejores cristianos. Tal vez un propósito sea ir más a misa, o empezar a colaborar en tal cosa del movimiento en el que participo aunque podríamos empezar por amar más y poner a Cristo en el centro de nuestras vidas.
Ánimo con los propósitos.
Etiquetas: Javier Gregorio Agudo