@pontifex_es @franciscus

La cuenta de Twitter del papa fue creada en marzo de 2012. Todavía era papa Benedicto XVI. Un año más tarde, llegaría a la cátedra de san Pedro el actual papa Francisco. Una cuenta que podemos decir que son varias a la vez: nueve en total, en nueve idiomas diferentes, con el objetivo de ser un medio de comunicación universal para hacer llegar la palabra del pontífice a todos los rincones del planeta. La cuenta en español, @pontifex_es, cuenta actualmente con más de 17 millones de seguidores y ha lanzado alrededor de 2000 tuits.

En Instagram también desembarcó el papa Francisco, más recientemente. Fue un día de san José, un 19 concretamente del año 2016. Actualmente @franciscus tiene más de 6 millones de seguidores en esta red social y ha colgado alrededor de 700 imágenes.

Y en YouTube nos podemos encontrar el canal El vídeo del papa, con más de 21000 suscriptores y en el que, cada mes, el papa lanza un vídeo pidiendo la oración de todos por alguna causa particular. Cada vídeo está teniendo unas veinte, treinta o cuarenta mil reproducciones.

Para cualquiera de los jóvenes, para cualquiera de los que hemos hecho de las redes un lugar más donde estar presentes, no parece nada meritorio, pero eclesialmente es, sin duda, una apuesta audaz y bien medida: la presencia del papa existe en las tres redes de mayor alcance y con políticas de relación basadas más en el seguimiento libre que en la amistad mutua, como puede ser en Facebook. Los mensajes que lanza el papa son claros:

• La Iglesia, como siempre ha hecho, debe estar presente en los lugares donde están presentes los hombres y las mujeres de cada tiempo. Siguiendo el propio mandato de Jesús, y respondiendo a su misión fundamental de evangelizar y llevar la buena noticia a todos los rincones del mundo, el papa nos anima con su ejemplo a estar en las redes ya que… no hay otra opción. En un lugar donde son tantas las voces, tanto el ruido, tanta la búsqueda y la sed, tanto el diálogo y también el odio, la Iglesia no puede mirar a otro lado.
• Internet y las redes sociales son, no solo medios de comunicación al servicio del hombre, sino auténticos lugares que deben ser humanizados, que deben ser cristificados. Más allá de cables, routers, wifis, perfiles, tuits, likes, boomerangs, historias, canales… están los corazones de aquellos que anhelan ser escuchados, que anhelan ser acompañados, que anhelan tener voz, que anhelan sentirse parte, que anhelan ser sanados… Internet y las redes son un don al servicio del hombre que, como todo, puede ser desvirtuado y desaprovechado, dejado a la oscuridad y vendido al poder, al dinero, a los intereses y al pecado.
• La Iglesia debe escuchar al Espíritu y debe aprender el lenguaje del mundo, sus códigos, sus símbolos, sus principios, sus esquemas, sus imágenes, sus figuras. El mensaje de Jesucristo es inalterable pero no así sus destinatarios. La Iglesia siempre ha sabido servirse de los esquemas de pensamiento, culturales y sociales de cada momento y lugar, para encontrar la manera de presentar mejor a un Cristo que viene a salvar a todos.
• Y, por último, el papa, siendo fiel a su estilo de pontificado, nos invita a salir, a ser Iglesia misionera, en salida, sin miedo. Nos invita a asumir riesgos, a perder seguridades, a afrontar retos, a tender puentes, a entrar en diálogo con el mundo que nos rodea, sin complejos, sin prejuicios, sin vergüenza. La presencia del papa Francisco en las redes es un signo de los tiempos, una apuesta profética.

La pregunta que cabe hacerse ante todo esto es: ¿y yo qué? ¿Y nosotros qué? ¿Qué pasa con las distintas diócesis, con los obispos, con las congregaciones religiosas, con nuestras obras, parroquias, colegios…? ¿Qué pasa contigo y conmigo? ¿Nos sentimos llamados a formar parte de esta misión? ¿Cogemos el guante que el mismo papa nos tiende? ¿Confiamos en que el Espíritu nos sostiene, nos asiste, nos protege, nos ilumina y nos dirige? Pues a por ello. El sexto continente nos está esperando.

Un abrazo fraterno.