¡PODÉIS CONTAR CONMIGO! – Joseph Perich

Joseph Perich

Un hombre, que regularmente asistía  a las reuniones de un grupo  de amigos,  sin ningún aviso dejó de participar.

Después de algunas semanas, un amigo del grupo decidió visitarlo. Era una noche muy fría. El amigo lo encontró en la casa, solo, sentado delante de la chimenea,  donde ardía un fuego brillante y acogedor. Adivinando la razón de la visita de su amigo le dio la bienvenida, lo condujo a una silla grande cerca de la chimenea y se quedó quieto, esperando.

Se hizo un grave silencio.  Los dos hombres sólo contemplaban  la danza de las llamas en torno de los troncos de leña que ardían. Al cabo de algunos minutos, el amigo examinó las brasas que se formaron y cuidadosamente seleccionó una de ellas, la más incandescente de todas, empujándola hacia un lado. Volvió entonces a sentarse,  permaneciendo silencioso e inmóvil.

El anfitrión fascinado y quieto, prestaba atención a todo. Al poco rato, la llama de la brasa solitaria disminuyó, hasta que sólo hubo un brillo momentáneo y su fuego se apagó de una vez.

En poco tiempo, lo que antes era una fiesta de calor y luz, ahora no pasaba de ser un negro, frío y muerto pedazo de carbón recubierto de una espesa capa  de ceniza grisácea. Ninguna palabra había sido dicha  desde el protocolar saludo inicial  entre los dos amigos.

Antes de prepararse para salir, manipuló nuevamente el carbón frío e inútil, colocándolo de nuevo en el medio del fuego. Casi inmediatamente se volvió a encender,  alimentado por el calor de los carbones ardientes en torno de él.

Cuando alcanzó la puerta para partir, su anfitrión le dijo:

-Gracias por tu visita y por el bellísimo sermón. Regresaré al grupo de amigos. ¡Podéis contar conmigo!

REFLEXIÓN:

Queramos o no, el inicio de un nuevo curso escolar marca y condiciona toda nuestra vida social. Son días de gozoso reencuentro, de nostalgia cuando uno de los nuestros no vuelve y de acción de gracias cuando una persona se incorpora de nuevo. Y es que la belleza de un rompecabezas se visualiza cuando todas y cada una de las piezas diferentes reencuentran su encaje en un marco que las sostiene unidas.

Más allá de los servicios o responsabilidades comunitarios, hay que velar por la común-unión entre los miembros del colectivo. No se puede pretender que una familia o una parroquia sean una balsa de aceite. Lo que hay que tener muy claro es que si nos damos la paz o comulgamos el mismo pan no es porque votamos al mismo partido o tengamos la misma manera de ver las cosas. Lo que nos une es una misma fe, en que la estimación mutua está por encima de todo. A veces alucino cuando me doy cuenta que estando ideológicamente en las antípodas de tal persona, sea posible una comunión espiritual intensa.

La estimación cariñosa, la alegría, la paciencia, la oración… serán los síntomas de una buena salud comunitaria y fraterna. San Pablo, encarcelado, escribe a una comunidad: “Os pido que viváis de manera digna la vocación que habéis recibido, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos con amor los unos a los otro, procurando conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. (Efesios 4,1-6).

Si tu «leño» estuviera un poco apagado, este inicio de curso te da la oportunidad de acercarte al «fuego comunitario» para ir creando entre todos el «calor» suficiente para los «inviernos» personales, familiares, laborales o sociales de cada uno.

Alto y claro: Nos sobran «vagones» y necesitamos «máquinas» de tren. Nos sobran excusas: «yo ya soy mayor», «yo no lo he hecho nunca», «yo no sabré», «el cura lo hará mejor». Hay que salir de la mediocridad y de la rutina para ofrecernos a participar activamente, según nuestras posibilidades. Cada uno es portador de un don a compartir, de acuerdo con sus circunstancias.

Deseamos que Mn. Miguel Ángel Ferrés, rector de Santa María de Blanes, sea como un «leño incandescente» salido de una de las tres «chimeneas» (parroquias) de Blanes, para atizar con su presencia los dos nuevos «hogares» que le esperan: las Parroquias de la Inmaculada y de Santa María de Figueres.