Pastoral de la juventud de Brasil – Michelle Gonçalves

Entrevista con la nueva Secretaria Nacional de la Pastoral de la Juventud de Brasil Michelle Gonçalves: “La manera de hacer que la Iglesia sea más joven es que nos dé espacio, que nos escuche”

“Fue en la Pastoral de la Juventud que conocí a Jesucristo y me enamoré de este Jesús que era joven, que estaba al lado de los pobres, que siempre ha estado defendiendo la vida, que murió por defender la vida”

“Muchas veces nuestras estructuras, nuestras iglesias, se encierran dentro de sí mismas, alrededor de lo que ya está arraigado”

“La Iglesia no se construye en reuniones cerradas, la pastoral no se construye dentro de las cuatro paredes de las salas parroquiales”

“Creo que este es el camino, la Iglesia se abra para escuchar a las mujeres también, y mirar a las mujeres con este afecto, como parte fundamental en esta construcción”

“El mayor desafío para los jóvenes de hoy es escuchar la voz de Dios en medio de tantas otras voces”

02.02.2020 Luis Miguel Modino, corresponsal en Brasil

 

La Pastoral de la Juventud de Brasil siempre ha sido una referencia en la lucha por un mundo mejor para todos, en el compromiso de construir el Reino de Dios, un espacio donde muchos jóvenes han conocido y se han enamorado de Jesucristo, “que estaba del lado de los pobres, que siempre defendió la vida, que murió defendiendo la vida”.

Una de estas jóvenes es Michelle Gonçalves, quien en la última Ampliada Nacional de Pastoral de la Juventud, que tuvo lugar en Erechim, Rio Grande do Sul, del 7 al 12 de enero, fue elegida para asumir el servicio misional de la Secretaría Nacional, como ella misma dice. Ella vive en Marcolândia, una pequeña ciudad de la diócesis de Picos, em el estado Piauí, nordeste brasileño. A sus 22 años, es licenciada en Letras y se graduó en Enseñanza de Educación Superior.

Comenzó su caminar en la Pastoral de la Juventud en 2012, uniéndose a un grupo de jóvenes que después coordinó. Más tarde se hizo cargo de la coordinación de la parroquia y de la diócesis. Se siente parte de una Iglesia que se volverá más joven siempre que “nos dé espacio, nos escuche”, esté dispuesta a “abrirse para escuchar”. También ve necesario, “que la Iglesia reconozca a las mujeres como fundamentales, como importantes, en la construcción de sí misma“.

La nueva secretaria del PJ dice que cree en una Iglesia que en salida, de puertas abiertas y acogedora, “la Iglesia que va a las diferentes Galileas para acoger a aquellas personas que aún no han tenido la gracia de conocer la alegría del Evangelio”. Hace un llamado a invertir en formación, en el cuidado de los jóvenes, en “mirar con esperanza que este joven sea el protagonista de la evangelización de otros jóvenes”.

¿Qué significa para ti la Pastoral de la Juventud?

Ha significado vida. Suelo decir que la Pastoral de la Juventud fue un antes y un después en mi vida. Está la joven Michelle antes, está la joven Michelle después, porque fue en la Pastoral de la Juventud que aprendí lo que es ser una Iglesia joven, fue en la Pastoral de la Juventud que conocí a Jesucristo y me enamoré de este Jesús que era joven, que estaba al lado de los pobres, que siempre ha estado defendiendo la vida, que murió por defender la vida.

Hablas de ser una Iglesia joven, ¿qué debe hacer la Iglesia para ser más joven?

Oír a los jóvenes. Nosotros, como jóvenes, creemos que la manera de hacer que la Iglesia sea más joven es que la Iglesia nos dé espacio, que la Iglesia nos escuche. Es oír los deseos de esa juventud que está en las calles, de esa juventud que busca la Iglesia. Abrirse a escuchar.

¿Cuáles son las dificultades que encontráis para convencer a la Iglesia, de la que os sentís parte, sobre la necesidad de escuchar más a los jóvenes?

Mira, muchas veces nuestras estructuras, nuestras iglesias, se encierran dentro de sí mismas, alrededor de lo que ya está arraigado. En las reuniones, el clero, los obispos, a menudo logramos tener este espacio para esta escucha, pero muchas veces, creo que no se consigue, es como si fuéramos solo el brazo, pero no parte del todo.

Eres una mujer y el papel de la mujer en la Iglesia aún no se ha equiparado con el de los hombres. Poco a poco, el Papa Francisco está dando pasos significativos, pero ¿qué falta, desde tu punto de vista, para poder equiparar a hombres y mujeres en la Iglesia?

Si las mujeres se hubiesen callado, no hubiéramos tenido testimonio de la Resurrección. En una sociedad extremadamente machista, Jesús estaba con mujeres, Jesús caminaba con mujeres, escuchaba a mujeres. Creo que para llegar a este modelo de Iglesia de igualdad de género, también dentro de la Iglesia, necesitamos, una vez más, volver a la cuestión de la escucha y el espacio. Que la Iglesia reconozca a las mujeres como fundamentales, como importantes, en la construcción de sí misma.

La Pastoral de la Juventud siempre ha tenido un compromiso social. Dada la realidad que está experimentando Brasil, ¿qué papel deberían desempeñar la Pastoral de la Juventud y la Iglesia en su conjunto?

El Reino de Dios no se puede construir sin participar en la lucha del pueblo, sin acoger la lucha del pueblo, sin luchar con el pueblo. Creo que la Iglesia no se construye en reuniones cerradas, la pastoral no se construye dentro de las cuatro paredes de las salas parroquiales. Creo que debe ser pueblo, ir a donde están los pobres, acogerles, caminar con ellos. Eso crea mística, crea espiritualidad y da vida a la Iglesia.

Para vosotros jóvenes, teniendo en cuenta lo que dices, ¿qué significa la Iglesia en salida que el Papa Francisco quiere hacer realidad?

La Iglesia de puertas abiertas, la Iglesia acogedora, la Iglesia que va a las diferentes Galileas para dar la bienvenida a aquellas personas que aún no han tenido la gracia de conocer la alegría del Evangelio.

¿Crees que esta Iglesia en salida ya está presente en Brasil?

Sí. Tímidamente a veces, pero creo que sí. Tenemos muchos grupos en la Iglesia que no se contentan con encerrarse dentro de la Iglesia, grupos que van a encontrarse con los hermanos, grupos que viven en misión, grupos que salen y van en busca de los que están allá afuera. Creo que de manera tímida, pero ya estamos empezando a construir, para ser esta Iglesia en salida. Lo hemos estado por muchos años. El Papa Francisco habla sobre la realidad de América Latina que también es suya, de grupos, de movimientos en la Iglesia que siempre están en salida, que están en misión.

Dentro de la Iglesia, las voces que exigen un mayor papel ministerial para las mujeres son cada vez más fuertes. Para tí, como mujer y joven, ¿cuáles son las perspectivas para el futuro, cómo te gustaría que todo esto se materialice?

Primero, creo que estamos viviendo un momento de resistencia, de resistencia dentro de la misma Iglesia. En una sociedad tan sexista, en una sociedad tan patriarcal, en un sistema tan patriarcal, creo que el camino se hace a través del diálogo, al mostrar que estamos aquí, que también somos importantes, que somos una parte fundamental de esta construcción colectiva, de esta construcción del Reino de Dios que creemos. Creo que este es el camino, la Iglesia se abra para escuchar a las mujeres también, y mirar a las mujeres con este afecto, como parte fundamental en esta construcción.

En 2018 tuvo lugar el Sínodo de la Juventud, inclusive el ex Secretario Nacional de la Pastoral de la Juventud participó en este Sínodo. ¿Qué ha significado este Sínodo y la exhortación “Christus Vivit” para la Pastoral de la Juventud en Brasil?

Esperanza, esperanza por tener ese Papa. Como he dicho, vivimos un tiempo de resistencia, pero también vivimos un tiempo de esperanza. Al ver al Papa Francisco hablar aquello que las comunidades eclesiales básicas, lo que la Pastoral de la Juventud ha estado diciendo durante mucho tiempo, de acogida, de misión, de mirar a los pobres, de lo que se habló en el Concilio Vaticano II sobre opción preferencial por los pobres. Ahí, el Sínodo viene como un signo de esperanza para nosotros, como jóvenes, juventud de la Iglesia.

¿Cuáles son los pasos que las diferentes pastorales juveniles en Brasil están dando para lograr todo lo que el Papa Francisco comunicó a la Iglesia, especialmente a los jóvenes, en esta exhortación postsinodal?

Acabamos de concluir la Ampliada Nacional y, en la ampliada, rezamos mucho sobre el mirar para nuestras propias galileas, mirar hacia adentro, invertir nuestro tiempo y nuestras energías, como jóvenes, como Pastoral de la Juventud, para la formación de nuevos jóvenes, en el acompañamiento de estos jóvenes que están en los grupos, en la formación de líderes que, como sucede aquí, en la arquidiócesis de Manaos, esta semana, en el acompañamiento de las asesorías, en la preparación de los adultos que acompañan a estos jóvenes en los diferentes grupos. Son varios los caminos que vemos como en la construcción de esta Pastoral de la Juventud, como mantenimiento y continuidad de este camino de evangelización de la juventud. Pero, en particular, mirar a los jóvenes, en el sentido de formar, de tener la formación, de tener una espiritualidad enraizada para defender siempre la vida.

A menudo, dentro de la Iglesia, hay personas que se atreven a decir que los jóvenes no quieren nada. ¿Cómo podemos demostrar que los jóvenes todavía están enamorados del proyecto de Jesucristo, cómo podemos mostrarle a la Iglesia y a la sociedad que Jesucristo sigue siendo una referencia en la vida de los jóvenes?

Como dije, es necesario escucharnos. Creo que el mayor desafío para los jóvenes de hoy es escuchar la voz de Dios en medio de tantas otras voces. Pero resistimos y escuchamos esa voz de Dios que nos llama a la vida, a defender la vida. Los grupos de jóvenes de la Pastoral de la Juventud son espacios de transformación. Es un espacio de felicidad, es un espacio para compartir la vida, es un espacio en el que los jóvenes ya no se sienten solos, es un espacio de amor. Suelo decir que los grupos de jóvenes son un lugar de amor, donde el joven se identifica, donde el joven se encuentra con amigos y donde el joven descubre a Jesús.

Entonces creo que hay que mirar a esa juventud que está en los grupos. Ven tanto lo que dicen en la televisión sobre los jóvenes, y lo que está en la televisión sobre los jóvenes no es serio. Ya hay música que dice que, veo en la televisión lo que dicen sobre los jóvenes y no es serio, sobre el joven en Brasil nunca se va a hablar en serio. Por ejemplo, se dice que hay muchos jóvenes involucrados con drogas, que se encuentran en situaciones de marginación, pero sólo se ve lo que tenemos, no lo qué lo generó. Somos las mayores víctimas de este sistema cruel, somos las personas más vulnerables a este sistema inhumano, a este sistema desigual. Pienso que hay que mirar para esa juventud que está en los diferentes grupos, que está en las diversas pastorales, y ver con esperanza que esta juventud es la protagonista de la evangelización de otros jóvenes.

Incluso porque Brasil es un país donde la violencia contra la juventud, especialmente contra la juventud de las periferias, contra la juventud negra, es una realidad muy presente. ¿Cómo puede ayudar la Pastoral de la Juventud a revertir esta realidad y construir una sociedad más justa donde se respeten los derechos?

Somos el quinto país donde las mujeres son más violadas. Hablo del tema de las mujeres porque es mi lugar, y también hablo como joven, secretaria y referencia de la Pastoral de la Juventud. Somos el quinto país que más violencia ejerce contra las mujeres, cada once minutos una mujer es violada en Brasil, el homicidio de mujeres negras ha aumentado un 54% en 10 años, y las estadísticas son alarmantes, son absurdas, y creo que, como Iglesia, como Pastoral de la Juventud que defiende la vida, y como Iglesia, necesitamos entender esta realidad y descubrir por qué suceden estas cosas, para comenzar a cambiar esta situación.

El primer paso es discutir, hablar sobre la realidad que vive el país, esta realidad de violencia, marginación, esta realidad de pobreza extrema, que algunos dicen que no existe. Cuando comenzamos a discutir estas situaciones en iglesias, comunidades, familias, escuelas, en todos los espacios posibles, comenzamos a transformar esta realidad, porque comenzamos a mostrarle a la gente que esta situación existe. Entonces, primero discutir estas situaciones, segundo participar profundamente en estas luchas, a través de políticas públicas, a través de movimientos que pueden ayudarnos a superar esta violencia.