Descarga el pdf del artículo RPJ nº539 – Espacios inclusivos – Raúl Tinajero
Durante todo el proceso sinodal, como nos ha recordado el papa Francisco en Christus Vivit, se ha insistido en distintos momentos de la necesidad de hacer verdaderos planteamientos pastorales dirigidos a ofrecer espacios de encuentro, de escucha, de fe, de oración, a todos los jóvenes, sean de la realidad que sea. Con un deseo: que «se manifieste que somos una Iglesia de puertas abiertas».
A todos nos gustaría que el joven llegue a un encuentro personal con Cristo, y que se inserte en una comunidad de vida de fe y se forme y se comprometa en la evangelización. Ese es el gran objetivo de la pastoral juvenil, pero debemos ser conscientes que cada joven lleva su tiempo, sus circunstancias, y necesita un cuidado especial y un acompañamiento personal.
A aquellos que van creciendo en su vida de fe y compromiso, debemos cuidarlos, ofrecerles cauces de maduración, acompañarlos en su vida de oración y mostrarles el camino de la evangelización: que sean ellos los primeros evangelizadores de sus propios amigos.
Pero es cierto, y en esto nos insiste mucho el papa, que acojamos en nuestros encuentros y propuestas, a todos los jóvenes: «ni siquiera hace falta que alguien asuma completamente todas las enseñanzas de la Iglesia para que pueda participar de algunos de nuestros espacios para jóvenes», nos dice Francisco. Y continúa diciendo: «basta una actitud abierta para todos los que tengan el deseo y la disposición de dejarse encontrar por la verdad revelada por Dios».
Es el momento por tanto de abrir las puertas de par en par (que no es decir que todo vale). Ser verdaderamente conscientes de que somos Iglesia; que como Iglesia salimos con unas actitudes de acogida, misericordia, humildad y ternura, a mostrar a Jesucristo, a todos los jóvenes, y será ÉL, el que los traiga y acoja de nuevo en la Iglesia. Ánimo y adelante.