¿PASIÓN INÚTIL O PASIÓN ESPERANZADA? LEER LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS – Juan Carlos de la Riva

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Juan Carlos de la Riva

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RECOMENDAMOS EL ÚLTIMO LIBRO DE JOSÉ IGNACIO GONZÁLEZ FAUS

Un libro para los habitantes del presente y del futuro, escrito por alguien mayor acostumbrado a «frecuentar ese futuro». González Faus no descansa con su mirada a lo cercano y a lo lejano, a lo presente y al futuro por alumbrar.

Lo recomiendo vivamente. Y lo hago pensando en ti, joven, que quizá necesites un empujón para atreverte a mirar la realidad más allá del estrecho círculo de relaciones en las que a veces te sumerges. Ojo, que está muy bien vivir con intensidad entre amigos/as, amores, sinergias… Pero creo que este libro te invita a educar la mirada para ver más lejos y de una manera más profunda.

Y también te lo recomiendo, agente de pastoral, seguro de que estás necesitado de criterios para enamorar y contagiar a los y las jóvenes que acompañas en el deseo de un mundo mejor posible.

La primera parte no tiene desperdicio, y nos invita a reeducar nuestra mirada, para hacerla cristiana, hacerla más de Jesús. Me he encontrado en estas líneas con una de las explicaciones más sencillas y profundas del misterio de la Trinidad, en el capítulo 6, de la que no te quiero hacer espóiler aunque te anticipo que va de miradas y de amores, de las que Dios está lleno.

Me ha parecido especialmente profunda toda esta parte donde se habla de oración, de espiritualidad: alimentando el género comparativo que Jesús ya inició con la sal y la luz, José Ignacio nos propone una espiritualidad de paella (ser grano para absorber todos los sabores de los demás y generar algo nuevo) o naranja (exprimirse para refrescar) o la de la playa (ser solo grano, y no crecerse para convertirse en piedra).

Especialmente acertado el capítulo 9, donde se habla de unas conversiones necesarias en nuestros días, para que nuestra espiritualidad sea profunda: hacia los pobres, hacia la ecología, hacia la sexualidad, hacia la paz, hacia la verdad, hacia la Iglesia. Cambiar la mirada sobre estas realidades nos pone en el camino de su transformación para bien.

La segunda parte aplica esta mirada cristiana a diferentes realidades de nuestro mundo, para hacer un juicio ético clarificador, pues se aportan criterios para discernir y leer estas realidades con ojos críticos y manos solidarias.

Así, se cuestionan muchas políticas supuestamente progresistas, que sin embargo olvidan el bien común en aras de un falso progreso infinito, que sin embargo está generando problemas de calado mundial sin autoridad que las regule o sancione, ni árbitro que alimente soluciones. Así, crecen los gastos armamentísticos simplemente porque son un gran negocio, aumentan las migraciones simplemente porque expoliamos sus lugares de origen, convertimos la Carta Magna de Derechos en unos supuestos beneficios a adquirir sin jerarquización, ni sentimiento de los deberes que conllevan, o destruimos el planeta de modo irreversible.

De mucho provecho también las cinco tareas posibles con las que concluye el capítulo sobre la noción de progreso, vinculada a la idea de sinodalidad como caminar juntos:

  • Restaurar la sinodalidad de la ONU.
  • Combatir la economía de mercado que busca el máximo beneficio individual a costa de quien sea, en lugar de caminar juntos.
  • Moderar nuestro consumo y caminar así hacia una sociedad de sobriedad compartida.
  • Ser imagen de la Trinidad, sinodalidad absoluta.
  • El sacrificio de unos pocos que con intención redentora entregan su vida como precio, recuperando el sentido de la cruz como entrega de la vida.

Un posible uso pastoral de este libro podría ser el de trabajar el capítulo 5 de la segunda parte, que subtitula Réquiem por la madre tierra. Los datos aportados y los criterios apuntados nos pueden ayudar a una buena reunión de grupo juvenil, con conclusiones importantes para la vida personal y social.

Y qué agente de pastoral no nos hemos sentido urgidos a concienciar a nuestros jóvenes en su sensibilidad política intentando apartarles de la indiferencia o el desencanto habituales. Para ello, muy recomendable el decálogo del capítulo 7, examen de conciencia democrática.

Algunas de las propuestas del libro las hemos utilizado para elaborar la unidad didáctica que a partir de este número incorporamos a la revista para su uso directo con jóvenes. Gracias, José Ignacio, por la luz que sigues aportando para que el Evangelio cambie poco a poco la realidad, con la paciencia de un Dios que se ha comprometido con ella para siempre.