PALABRAS Y SILENCIOS: PUENTES DE ENCUENTRO EN LAS REDES SOCIALES – Aurora Fernández–Cantalejo

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​«Todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» 1 Jn 5,4–5

En la era digital se le presenta a los jóvenes cristianos el dilema de cómo ser testigos del Evangelio a través de las redes sociales. Al relacionarnos a través de las redes sociales podemos tener presente el reto que nos planteó el papa emérito Benedicto XVI: «Id y evangelizad el continente digital» y podemos acoger el rumbo a seguir indicado por el papa Francisco: «Es necesario que en el mundo digital el anuncio del Evangelio sea seguido de la oferta de un encuentro personal con Cristo, un encuentro real y trasformador».

En un campo donde la palabra escrita más rápida y ruidosa adquiere más valor que la meditada y pausada, debemos replantearnos la manera de convivir en las redes sociales para convertirlas en un campo de encuentro donde se invite a las personas a un acercamiento personal con Jesús. Convirtámonos en testigos del Evangelio siendo constructores de puentes que lleven al encuentro con Cristo: que nuestros perfiles en redes sociales sean puentes hechos con madera de la Cruz de Cristo que, a través de la colocación de peldaños, con nuestras publicaciones, comentarios y silencios, y a lo largo de nuestra vida digital, se vayan uniendo y fortaleciendo con otros perfiles para configurar una luz en este nuevo continente digital.

El lenguaje auténtico

Nuestro lenguaje adquiere sentido misionero en el momento en el que somos conscientes de que proviene de un encuentro y un envío personal por parte de Jesús. A la llamada generosa que nos hace Cristo de comunicarnos con los demás también a través de las redes sociales, respondemos con palabras de agradecimiento, procurando crear vínculos personales y promover la unidad. Pero el mundo digital en ocasiones es violento y rompe los puentes que construimos. Sabemos de la existencia de los haters en este ámbito, personas agresivas que desde la oscuridad de sus escondites incitan al odio, a la humillación y al acoso con diversidad de armas como la burla, la ironía o el humor negro. Otro perfil negativo que encontramos en las redes son los trolls, personas que buscan provocar de manera intencionada a otros usuarios creando conflictos y provocando hostilidades. Ambos perfiles influyen negativamente en los jóvenes siendo estos su principal objetivo, ya que al desconocer su existencia y movidos por la impulsividad de defender la verdad y al oprimido, caen fácilmente en su provocación.

Para contrarrestar la acción de estos agentes debemos educar a los jóvenes en la utilización de un lenguaje que favorezca una convivencia en armonía y hacerles ver que ese tipo de perfiles en la red van a suscitar el odio y la discordia, disparando a ráfaga para herir a los que se sientan aludidos, sin importarles su dignidad y deshumanizando el continente digital. El hater o troll intenta seducir al público con una cascada de palabras tan vacías como brillantes, dirigidas a encandilar y arrastrar a través de las emociones y sentimientos de los internautas. De ahí su engaño, el no guardar silencio, publicando un comentario tras otro, apoyándose entre ellos, para no dejar tiempo a la reflexión e incitar a nuestros impulsos más primarios.

Al igual que los encuentros físicos, los encuentros digitales deben fundamentarse en el amor y en el deseo de acercar al otro a Cristo. Las palabras auténticas, también en el continente digital, expresan valores de fraternidad y de colaboración con el más necesitado. Un lenguaje basado en el odio causa en la parte más débil, los preferidos del Señor, un dolor casi físico que debemos evitar. 

Las palabras auténticas permiten delimitar las situaciones, clasificarlas y discernirlas. Cuando uno siente un dolor se encuentra desazonado hasta que va al médico y le pone nombre a lo que tiene. Una vez delimitado y clasificado el dolor, uno ya puede tomar medidas. En las redes sociales la analogía es válida: frente a palabras hirientes preguntémonos sobre su intención y pongámosle nombre a ese dolor que puede haber provocado y así el usuario podrá discernir la mejor manera de responder: con palabras que creen unión o con un silencio expresivo.

El silencio verdadero

No es tarea fácil saber cuándo guardar silencio y qué tipo de silencio. El silencio verdadero, el que sirve para promover el encuentro con Cristo, no es aquel que va desvinculado de la realidad. Este silencio es un eco de las palabras anteriormente escritas, un peldaño más del puente que vamos construyendo a través de nuestro perfil. El silencio auténtico da plenitud y relieve a las palabras objetivas anteriormente formuladas y precede y nutre a posibles comentarios futuros.

La palabra y el silencio se potencian y enriquecen mutuamente, como dice el filósofo Alfonso López Quintás. Haciendo referencia al libro del Eclesiastés: «Dios le dio al hombre el mundo para que reflexionara» (Qo 3,11), por ello el silencio debe ser contemplativo, de recogimiento. Frente a la invasión de comentarios perniciosos que llegan a saturar de «ruido» el mundo digital, debemos ser capaces de parar, tomar distancia y contemplar desde otros ángulos esa realidad que se nos presenta. Es preciso el silencio necesario para reflexionar y discernir el verdadero propósito de los comentarios, si construyen o destruyen puentes de encuentro. Si no guardamos un silencio contemplativo, entraremos en la vorágine del ruido embaucador y nos sumergiremos en un mar revuelto con intenciones no clarificadas.

Sería bueno preguntarnos si sabemos educar en las redes sociales para guardar un silencio contemplativo, prudente, capaz de frenar los impulsos siendo así capaces de discernir la mejor manera de seguir creando puentes a través de nuestro perfil en redes sociales.

 

PARA PREGUNTARME/PARA PREGUNTARNOS:

  • ¿Cómo es tu perfil en redes sociales? Analiza tus propios comentarios y publicaciones:
  • Tus palabras, ¿unen o desunen?
  • Estás comprometido con el Evangelio mediante palabras que crean vínculos y agradecido con las personas que desde la generosidad comparten palabras unificadoras.
  • Eres un hater con palabras que provocan el desencuentro.
  • Tus silencios ¿sirven para coger perspectiva o para invadir al otro?
  • Tus silencios son contemplativos para potenciar y enriquecer tus palabras anteriormente publicadas y futuros comentarios.
  • Eres un «contestón» arrastrado por una impulsividad emocional y no sabes guardar silencio ni tomar distancia para coger perspectiva.

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