Presentábamos un libro singular: un viacrucis titulado Crucificados de hoy, con imágenes muy sugerentes e interpelantes del artista Siro López comentadas por mí. Lo hacíamos en la sede de ECooo, en pleno barrio madrileño de Leganés, una empresa de no lucro implicada en el cambio de modelo energético y que apuesta por la participación ciudadana para la transformación política y social. Junto a los autores del libro, una de las fundadoras de ECooo y activista, Cote Romero, y el mediático párroco de la San Carlos Borromeo. Pero no había jóvenes allí. No desde luego entre el nutrido público, pese a la importancia para el futuro de la sociedad que ellos tendrán de gestionar de temas allí tratados como la atención a refugiados, los desahucios, la pobreza energética o la construcción de un mundo donde todos podamos vivir con dignidad.
Sin embargo, fue un joven quien cortó el aliento y erizó la piel de los asistentes. Un joven de 19 años, con su acné y su aire desgarbado, quien conmovió y recibió multitud de halagos. Lo hizo con un rap que él mismo había compuesto. Cheshire se hace llamar, aunque es aún amateur y anda buscando su oportunidad. Al terminar su apasionada actuación, en la que hacía reflexionar sobre la guerra en Siria, las mujeres víctimas de violencia machista o los arrumbados a las cunetas por un sistema económico criminal, nos contó que había tenido que informarse bien de todos aquellos temas para componer su canción, pero que ya le quemaban dentro y le dolían antes de recibir el encargo.
Y quizás es eso. Que los y las jóvenes de hoy andan ardiendo por dentro de indignación ante la injusticia, pero ya no les valen nuestros cauces y métodos de participación. Tienen que encontrar los suyos. En realidad ya los tienen, pero nosotros los desechamos porque nos son ajenos.
Gritan desde las redes sociales, desde sus camisetas, sus raps, sus videoblogs. Gritan y se posicionan reclamando una nueva sociedad. Pero nos empeñamos en desdeñar su manera de comprometerse. Yo los vi el 8 de marzo dominando con su aire festivo, sus talentosas proclamas y su desparpajo en la multitudinaria manifestación del 8 de marzo. Y los vi representados en Cheshire. Son esos jóvenes que saben lo que quieren aunque aún no les hayamos dejado espacio para demostrarlo. Dejemos de darles lecciones y empecemos a escucharlos.
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