ORAMOS CON THOMAS MERTON CONTEMPLACIÓN: ESCUCHA Y ACOGIDA EN EL SILENCIO – Fernando Arriero

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Fernando Arriero

f.arriero.fms@gmail.com

Paso 0. Ambientación

En el centro de la sala situamos un recipiente de cristal vacío y dos rotuladores permanentes que escriban bien en el vidrio.

Paso 1. Introducción

Hacemos silencio exterior y, sobre todo, interior durante unos segundos para tomar conciencia del encuentro orante que se va a vivir.

La persona que guía la oración puede decir:

En el centro de la sala hay un recipiente lleno de vacío, lleno de nada, salvo aire. Hoy nos dejaremos acompañar por el monje trapense Thomas Merton para hacer un rato de oración contemplativa, pero… ¿qué es la contemplación? Lo iremos viendo, pero ahora quedémonos con las palabras «vacío» y «nada».

Paso 2. Entramos en oración con esta canción: Busca el silencio, ten alerta el corazón. Calla y contempla (https://youtu.be/1g0tYZ6Qs5g?si=vSHbVRKkQFXLVWvp)

Paso 3. Palabras de sabiduría

Un lector lee muy despacio las siguientes palabras de Thomas Merton. Después de cada párrafo, puede dejar unos 10 segundos de silencio.

  • La contemplación es esencialmente una escucha en el silencio, una expectación. Y también, en cierto sentido, debemos empezar a escuchar a Dios cuando hemos terminado de escuchar. ¿Cuál es la explicación de esta paradoja? Quizá que hay una clase de escucha más elevada, que no es una atención a la longitud de cierta onda, una receptividad para cierto mensaje, sino un vacío que espera realizar la plenitud del mensaje de Dios dentro de su aparente vacío.
  • En otras palabras, el verdadero contemplativo no es el que prepara su mente para un mensaje particular, que él quiere o espera escuchar, sino el que permanece vacío porque sabe que nunca puede esperar o anticipar la palabra que transformará su oscuridad en luz. Ni siquiera llega a anticipar una clase especial de transformación.
  • El verdadero contemplativo no pide la luz en vez de la oscuridad. Espera la Palabra de Dios en silencio, y cuando es «respondido», no es tanto por una palabra que brota del silencio. Es por su silencio mismo cuando de repente, inexplicablemente revelándose a él como la palabra de máximo poder, palabra llena de la voz de Dios.

Paso 4. Tiempo de silencio

El que guía la oración puede decir:

Llega el momento de contemplar en silencio. ¿El qué? Lo invisible, lo inefable, lo inapreciable, la presencia silenciosa de Dios aquí presente desea hablarnos amorosamente al corazón. Es tiempo de escuchar en profundidad y para ello basta con desear acoger lo que se nos dé en este tiempo aparentemente de «vacío», de «nada».

A mitad del tiempo de silencio, escuchamos la canción Silencio de amor de Jesed (https://youtu.be/P82tMhhgT_k?si=NEgljsDIot2SDame)

Tras la canción, hacemos más silencio, aunque a lo largo de este cada participante puede escribir una palabra, un dibujo simple… como mucho una frase en el recipiente.

Paso 5. Plegaria final de Thomas Merton (todos)

Señor, Dios mío,
no tengo idea hacia dónde voy.
No veo el camino que aún queda por delante.
No puedo saber con certeza dónde termina.
Ni siquiera me conozco a mí mismo
y el hecho de que creo cumplir tu voluntad
no significa que lo haga realmente.

Pero creo que mi deseo de agradarte,
sí te complace de verdad.
Y espero tener ese deseo en todo lo que haga.
Confío nunca hacer nada contra este deseo.
Y sé que si lo hago tú me conducirás por el
camino recto aun sin enterarme.

Por eso confiaré siempre en Ti aunque parezcas
perdido y en las sombras de la muerte.
No temeré puesto que Tú estás siempre a mi lado
y nunca permitirás que me enfrente solo con peligro alguno.”