NUDO EN LA SÁBANA – Joseph Perich

Joseph Perich

En la Junta de Padres de Familia de cierta escuela la directora resaltaba el apoyo que los padres deben dar a sus hijos. Ella comprendía que aunque la mayoría de los padres de la comunidad escolar eran trabajadores deberían encontrar un poco de su tiempo para dedicarlo a atender a sus hijos.

Sin embargo la directora se sorprendió cuando uno de los padres se levantó y explicó, en forma humilde, que él no tenía tiempo de hablar con su hijo durante la semana. Cuando salía para trabajar era muy temprano y su hijo estaba todavía durmiendo. Cuando regresaba del trabajo era muy tarde y el niño ya no estaba despierto. Explicó además que debía trabajar de esta forma para proveer el sustento de la familia. Dijo también que el no tener tiempo para su hijo lo angustiaba mucho e intentaba suplirlo yendo a besarlo todas las noches cuando llegaba a su casa y, para que su hijo supiera de su presencia, él hacia un nudo en la punta de la sábana.

Cuando el niño despertaba y veía el nudo sabia, a través de él, que su papá había estado allí y lo había besado. El nudo era el medio de comunicación entre ellos.

La directora se sorprendió aún más cuando comprobó que el hijo de este padre era uno de los mejores alumnos de la escuela.

REFLEXIÓN:

Simples detalles como un beso y un nudo en la punta de una sábana, significaban para aquel hijo, muchísimo más que regalos o disculpas vacías… Es válido que nos preocupemos por las personas pero es más importante que ellas lo sepan, que puedan sentirlo. Para que exista comunicación es necesario que las personas “escuchen” el lenguaje de nuestro corazón, pues los sentimientos siempre hablan más alto que las palabras.

Las personas tal vez no entiendan el significado de muchas palabras pero saben registrar un gesto de amor. Aún y cuando el gesto sea solamente un nudo.        

Dentro de pocos días los medios de comunicación y el ambiente de nuestras calles intentaran convencernos de la obligación social de comprar regalos navideños. Y cuanto más caros sean, aparentaremos ser mejores; como si con ellos quedara saldada la deuda afectiva de todo el año que acaba.

 El “nudo” que Jesús nos dejó  fue “un trozo de pan partido” que saboreamos en la Eucaristía. Dejémonos de disculpas vacías. A lo largo del día tenemos la oportunidad, sin palabras la mayoría de las veces, de ser con nuestra presencia un trozo de pan crujiente, un auténtico regalo.        

Vive de tal manera que cuando las personas de tu entorno piensen en justicia, cariño, amor e integridad, piensen en ti.