Se proponen varias dinámicas de oración para que se experimente con ellas, pero la finalidad última es que cada joven encuentre su propio camino y estilo de oración. Por eso cuando se presente el material se debe hacer con flexibilidad, invitando además a que cada uno siga su propio ritmo, utilice el material según vaya viviendo que le ayuda; incluso se pueden mezclar elementos de diferentes dinámicas según se vayan conociendo.
El verdadero maestro de oración es el maestro interior, el Espíritu Santo, por tanto el papel del acompañante, catequista…es motivar para la oración y presentar la dinámica; tras ese primer momento reza con los jóvenes y por ellos, permaneciendo atento y disponible por si alguien necesita aclarar o contrastar alguna cosa en relación a la dinámica.
Es muy importante cuidar la disposición del lugar y la entrada al mismo. Serenar el cuerpo, ayudar a tomar conciencia de dónde vamos y a qué vamos, crear un ambiente de silencio antes de entrar…que el lugar esté preparado con sencillez, con algún signo que nos ayude a centrar la mirada y el corazón en Jesús que nos espera y que tiene verdadero deseo de entrar en relación con nosotros, una música instrumental que nos ayude al recogimiento… un material con la dinámica bien presentado, bello, atrayente…un lugar donde sentarse cómodamente y donde pueda escribir. Si se trata de una capilla con la presencia de Jesús-Eucaristía educar en el respeto, saludo de adoración…
Cuidaremos el ambiente de silencio durante el tiempo de oración; no es fácil al principio, pero los jóvenes nos sorprenden pronto y en su experiencia agradecen estos tiempos de silencio e intimidad, de trato personal con el Señor, que además lleva siempre la sorpresa de que de su mano entran en ellos mismos de una manera que no suelen hacer; el Señor pone verdad en su vida, conocen el Don de Dios, reciben de Él su propia identidad. A veces viene bien una música instrumental suave con una melodía no conocida para que no distraiga.
Introducir el canto. A veces resulta muy útil para motivar a la oración, para disponerse o para profundizar en ella proponer algún canto (una antífona que se repita, un canto inspirado en la Palabra de Dios, o un canto que exprese alguna situación vital, pensamiento o sentimiento que tenga que ver con lo que vamos a rezar), bien para que ellos lo canten, o lo escuchen en silencio, es interesante en este caso facilitarles la letra. Se puede colocar al principio de la reunión, al final, para recoger lo vivido…
Resulta enriquecedor dedicar un momento final a compartir algo de lo vivido: cómo hemos estado, qué nos llevamos de ese encuentro con el Señor, con nosotros mismos…a qué nos mueve en nuestra vida lo que hemos vivido en la oración; qué nos llama la atención o nos seduce de la persona de Jesús; qué decisiones tomamos en nuestro seguimiento de Jesús; qué sentimientos o pensamientos han aparecido que nos acercan a vivir más el Evangelio y las maneras de Jesús… Compartir nos ayuda a cimentar nuestra fe; escuchar cómo nos ayuda a contrastar y clarificarnos; crea comunión con los que compartimos el encuentro; puede ser una ayuda grande para los demás que crecen también con nuestra experiencia… Plantearemos ese momento siempre con gratuidad, de manera voluntaria, pero invitando con claridad por los bienes que comporta compartir…
Las edades con las que hemos vivido estas dinámicas de oración en grupo: Desde los 11 años hasta la edad adulta.
Los momentos:
Convocatorias voluntarias en la escuela, fuera del horario lectivo, al acabar las clases de la mañana o de la tarde.
Como parte de las reuniones de grupos de fe, tanto de jóvenes como de adultos.
Como una reunión de grupos de fe que llevan su propio proceso, dedicando una sesión entera a la oración en relación a lo que se está viviendo en el grupo.
Como momento oracional, combinando la oración con el temario de religión. De tal manera que el profesor queda en el aula con la mitad de la clase, mientras la otra mitad sale del aula para vivir la experiencia de oración en la capilla, iglesia u oratorio del colegio.
Como elemento oracional dentro de convivencias o retiros.
La duración: entre 40 y 50 minutos.
NOTA: En este itinerario que vamos creando desde la experiencia, nos interesa tu experiencia y tus propuestas. Si crees que pueden ayudar, no dudes en contactar con la revista para poder enriquecer estas ayudas para la oración.
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RPJ 508. – junio 2015 -Notas pedagogicas sobre las dinámicas de oración de grupo
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