Antes de salir de Chile esperaba encontrar una gran fiesta de alegría y amor entre muchos jóvenes católicos que comparten la misma fe, momentos llenos de canto, baile, compartir, conocer nuevas personas, culturas, experiencias de vida, nuevas realidades.
Al llegar a Panamá no me encontré exactamente con lo que pensaba que iba a ocurrir, sino que fue mejor de lo que esperaba, el cálido trato de los panameños me hicieron sentir rápidamente en casa, el compartir con otras personas de otros países, culturas y realidades hizo que me diera cuenta de que a pesar de las diferencias, todos compartiremos la misma fe y creemos en el mismo Dios, somos iguales sin importar de donde venimos.
Esta experiencia en JMJ Panamá fue y será un gran motor para seguir adelante como soldado del señor, hizo que me re encantara con mi fe, mis creencias, llenándome en alma de amor y felicidad. Desde esta experiencia no seré la misma.
Con más experiencias como esta, es aquí donde te das cuenta que no estás solo, que todos somos iguales, que ser parte de la misma iglesia y profesar la misma fe te hace parte de una gran familia en la cual puedes confiar.
Francisca Barrientos
22 años