@scasanovam
Ya intuíamos que el concepto de «nativos digitales» era algo bastante confuso. Hubo un tiempo en que se nos intentó vender la idea de que nuestros niños y jóvenes eran auténticos expertos tecnológicos. La brecha digital se refería precisamente a la distancia existente entre unos jóvenes preparados tecnológicamente y unos padres o abuelos, absolutamente distanciados y alejados de su mundo. El esfuerzo de los mayores era inmenso. El de los pequeños, inexistente.
Pero si algo claro nos ha dejado este confinamiento es que de expertos nada. El concepto de nativo digital concebido como una especie de gurú tecnológico por el mero hecho de nacer con un móvil o una tablet entre las manos, se cae por su propio peso. Muchos docentes hemos podido comprobar las dificultades de muchos de nuestros alumnos en cosas tan básicas como acceder a plataformas educativas, crearse cuentas de correo, escribir correos electrónicos adecuadamente o adjuntar ficheros a los mismos.
Nuestros niños y jóvenes han nacido con un móvil entre las manos. Eso es así. Pero a la vez están huérfanos de un proceso educativo en lo digital que les ayude, no solo a nivel técnico, sino también a nivel educativo. Saben hacer muchas cosas, por supuesto, pero fundamentalmente aquello que a ellos les interesa: subir vídeos a redes sociales, hacer montajes, etc. La necesidad de educar está hoy más presente que nunca.
La pregunta es quién afronta esto. Puede que sea un tema transversal que entre todos debamos afrontar. Puede que haya que centrar el asunto en las asignaturas de Tecnología, a menudo demasiado amplias y dispersas en el currículo de ESO y Bachillerato. Puede que deba ser la familia la principal referencia. Puede, también, que los que tengamos que tomar la delantera tampoco estemos excesivamente preparados para ello.
Nos hemos rodeado de un poderío tecnológico con una gran capacidad. Lamentablemente, estamos lejos de sacarle partido. Si a esto le sumamos el bombardeo constante de nuevos webinars, canales especializados, profes innovadores, herramientas docentes, etc. la cabeza corre el riesgo de explotar en cualquier momento.
Lo mejor tal vez sea fijar unos objetivos claros, a nivel familiar y escolar, claros y concretos. E ir creciendo desde ahí. Esta situación ha sido un tsunami que nos ha obligado a aprender de golpe muchas de las cosas que considerábamos prescindibles. Y también ha dejado al descubierto algunas carencias: mucha innovación en las escuelas, pero no saben las cosas básicas. Muchos bizcochos, mucho pan, mucha tele y mucha tablet en familia… pero nadie se sienta a enseñar también en este ámbito. Y digo enseñar y no entretener. Porque es hora ya de que en casa transmitamos la idea de que la tecnología no es una herramienta para entretener. Más bien debería ser una herramienta para hacernos mejores, con todo lo que eso implica.
Un abrazo fraterno.
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