Mujer y feminismo – Edgar Azpilikueta

Quiero presentaros en este artículo, una serie de ideas muy breves que me surgen en torno a mujer y feminismo. Quizá mucho más breve de lo que me gustaría ser, pero este espacio da para lo que da. Son pinceladas sin quizá mucha relación entre ellas, pero pueden servir para ilustrar.

Feminismo sí. Es el eterno debate en el que nos desgastamos inútilmente, y que no lleva a ninguna parte. Por supuesto que hace falta el feminismo. El feminismo quiere romper la cultura del poder de un sexo sobre otro en base a malentender injustamente las diferencias biológicas, que existen, pero que como humanos liberados y liberadas debemos superar. Todas y todos tenemos, por el hecho de que nos desarrollamos en culturas machistas, un “yo” machista que reconocer y trabajar. Quedarse como estamos es resignarse a diferencias injustas.

Masculinidades: formas de ser “hombre”. Otro punto a tratar al hablar de la mujer, es el hombre. Las mujeres están trabajando y se están moviendo mucho para empoderarse y por romper los cánones de la “buena mujer”, que encorsetan, nunca mejor dicho, e impiden poder desarrollarse plenamente. Pero no podemos olvidar que el cambio debe ser especular y hay que reconocer masculinidades diversas más allá del macho-alfa fuerte tradicional. Ya no solo para ayudar a las mujeres, sino para liberar a los hombres.

Maternidad subrogada. Es parte de los últimos debates sociales. Abrir las puertas o no a la última forma de mercantilizar el cuerpo de la mujer, a través de la maternidad. Como si de una fábrica en serie se tratara, algunos políticos y políticas están dispuestos a ser feministas favoreciendo que “una madre ayude a otra a ser madre”…. Qué cinismo. Aprovecharse de las mujeres pobres no es ni feminista ni a favor de los y las más desfavorecidas. Porque además, la paternidad no es un derecho por mucho que se diga. Y no puede ser a costa de banalizar la gestación, la relación madre-hijo, etc.

Por cierto, de aquí surge otra idea valiosa: hay que ser feminista, sí. Pero no se puede ser solo feminista. El feminismo va de la mano de otros muchos movimientos de liberación de las personas, sin los cuales no se entiende. Además, el feminismo no puede ser un movimiento burgués para unas pocas. Es un movimiento para todas, especialmente para las mujeres más pobres, que como suele pasar, son las más sufrientes de entre los pobres.

 Vocación religiosa femenina. Por último, un tema que debiéramos trabajar más en nuestro amiente escolapio, si de verdad creemos en la vocación religiosa. Cabría preguntarse si el hecho de que en la congregación no exista la opción a la vida religiosa femenina, hace que no se plantee a las jóvenes la opción del mismo modo que se plantea con los varones, y en caso afirmativo reflexionar y buscar soluciones.

Hablaría más de Iglesia y mujer, pero son demasiadas las cosas que se podrían decir. Y poca cosa nueva, porque no se ha avanzado apenas. Poco que celebrar, mucho por lo que luchar, expectativas reducidas…

No cabe duda de que el camino por la igualdad es largo y estamos solo al comienzo. Pero sin duda, es apasionante. Ojalá pudiera profundizar más en los puntos, pero creo que como pinceladas, es suficiente. Quizá en próximos artículos pueda tratar cada uno de estos.