Morir por amor – JUAN JAIME ESCOBAR VALENCIA, Sch. P

En el mes de septiembre la familia escolapia recuerda a unos hermanos nuestros, declarados beatos por la Iglesia, y que murieron como mártires durante la triste guerra civil española. Murieron por amor a Dios, por amor a Cristo, a su hábito religioso, a su vocación, a su carisma, a su comunidad, murieron protegiendo la llave del templo para evitar su profanación y murieron perdonando a sus verdugos y creyendo firmemente que, por morir de esa forma, llegarían a la gloria. Al recordarlos me pregunto: ¿alguien moriría hoy por amor?

No me cabe duda que en este tipo de mundo que estamos viviendo, sobre todo en esta parte del mundo que se ha rendido a los encantos del dios del bienestar y del individualismo craso, es posible matar por odio, por resentimiento, por rabia, por codicia, por incapacidad de aceptación del otro, del diferente, del que viene de fuera y amenaza nuestro hábitat perfecto, del que no pertenece a nuestra etnia pura y decantada en los imaginarios que nos hacen mejores que los demás.Tampoco me cabe duda de que es posible matarse por tristeza, depresión, hastío, sinsentido o ansiedad.

Y, sin embargo, ahí está el testimonio y el recuerdo de aquellos que creyeron que el mundo podría ser mejor no matando o matándose, sino muriendo por amor. Que, como decía Jesús, no hay amor más grande que dar la vida por los amigos.