Joseph Perich
El doctor Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi, escribe:
“Yo tenía 16 años. Un día mi padre me pidió que le acompañara a la ciudad para asistir a unas conferencias. Me encargó hacer algunos recados, entre ellos llevar el coche al taller. Antes de separarnos me dijo:
–Nos vemos aquí a las 5 de la tarde y regresamos a casa juntos.
Después de completar los encargos, me fui al cine. Me distraje tanto con la película, que me acordé cuando eran ya las 5.30. Corrí al taller, recogí el coche y me apresuré para encontrarme con mi padre. Al llegar me preguntó:
–¿Por qué llegas tarde?
Le dije:
-El coche no estaba listo y tuve que esperar…Dije esto sin saber que mi padre ya había llamado al taller.
Me dijo:
–Algo no anda bien en la manera como te he criado, puesto que no te he dado la confianza de decirme la verdad. Voy a reflexionar qué es lo que hice mal contigo. Para pensar sobre esto voy a recorrer a pie las 18 millas hasta nuestra casa.
Vestido con su traje, empezó a andar por caminos intransitables. No le podía dejar solo… así que yo anduve 5 horas detrás de él… Viendo a mi padre sufrir por una mentira estúpida, decidí que nunca más iba a mentir.
Si me hubiera castigado, ¿hubiese aprendido la lección…? ¡No lo creo! Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido haciendo lo mismo. Pero esta acción fue tan fuerte que la tengo grabada en la memoria”.
REFLEXIÓN:
El director de un centro de personas con discapacidad intelectual me cuenta que cuando los internos generan crisis en número superior a lo habitual, convoca a los educadores para que verifiquen si viven con serenidad y paz su problemática personal, familiar, económica… Y es que la inseguridad de la persona débil se dispara si en el «pozo interior» de sus acompañantes las aguas bajan turbias. Es tan tentador hacer juicios negativos de las personas que nos causan problemas ¡Sería tan fácil recetar pastillas, tomar medidas coercitivas, privaciones de libertad, castigos… pero lo difícil es tener la serenidad para preguntarse sobre el estado de ánimo de las personas de su entorno actual y anterior! Lógicamente este planteamiento lo podemos hacer extrapolable a nuestra vida de cada día. Cuando «pintan bastos» lo más fácil suele ser la acusación, culpabilizar a los demás… si es que no se llega al insulto. Quizás habría que «contar hasta treinta» y preguntarnos si directa o indirectamente, aunque sea por omisión, tenemos parte de responsabilidad. ¿Cuántas personas, etiquetadas de «buenas», lo son porque no han tenido la oportunidad de ser «malas»!
Releyendo la anécdota del Dr. Arun Gandhi, viene a cuento lo que atestigua su abuelo Mahatma Gandhi: «Algunas duras experiencias me han Ensenada no Dejar que exprese mi cólera. Lo mismo que, comprimiendo el vapor, se obtiene una nueva fuente de energía, también controlando la cólera se puede obtener una Fuerza CAPAZ de derribar el mundo entero» (Todos los hombres son hermanos, pág.158. Ediciones Sígueme).
Una conocida, madre de familia, es la que lleva el control, mejor dicho «descontrol», del dinero que entra en casa. Hace pocos días me dejó perplejo. Me hizo la confidencia de que es ludópata, se pule el dinero que entra en casa en el Casino. Consciente del malestar familiar y posible rotura humana en el hogar, ha ido a denunciarse a sí misma como ludópata para que cuando se presente en las salas de juego y le pidan el DNI no la admitan. Este gesto ha sido percibido con delirio por la familia que ahora ve posible un enderezamiento inesperado. No dejando el abuelo Gandhi, lo escuchamos: «Vivir libre es estar dispuesto a morir si es preciso en manos del prójimo pero nunca a darle muerte. La no violencia es la Fuerza más grande que la humanidad tiene a su disposición. Es más poderosa que el arma más destructiva inventada por el hombre» (pág. 126 del mismo libro). No hay que inmolarse o morir quemado a lo bonzo, pero sí al menos podríamos «mordernos la lengua» antes de ponernos a hacer de pirómanos o de montar un «follón», ebrios de «vinagre».
Como puedes decir a tu hermano: «Déjame que te saque la mota del ojo», si tú tienes una viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. (Mt 7, 4-5). Es lo que hizo el nieto de Gandhi. Pero no hay que ser de la familia Gandhi, Jesús lo proclamó para toda persona de buena voluntad.