MARIPOSA EN LA PALMA DE MI MANO (UNA) – Joseph Perich

Joseph Perich

“Recuerdo una mañana en que yo había descubierto una crisálida en la corteza de un árbol en el momento en el que la mariposa rompía la envoltura y se preparaba para salir.

Esperé un largo rato; pero tardaba demasiado, y yo tenía prisa.

Nervioso, me incliné y me puse a calentarla con mi aliento. Yo la calentaba impaciente, y el milagro empezó a realizarse ante mí, a un ritmo más rápido que el natural.

La envoltura se abrió, la mariposa salió arrastrándose, y no olvidaré jamás el horror que experimenté entonces: sus alas no estaban todavía desplegadas y con su pequeño cuerpo tembloroso, se esforzaba en abrirlas.

Inclinado sobre ella, pretendía ayudarla con mi aliento…Todo era en vano. Era necesaria una paciente maduración y el despliegue de sus alas debía realizarse lentamente al sol; ahora todo ya era demasiado tarde, mi aliento había obligado a la mariposa a mostrarse, completamente arrugada antes de hora. La vi agitarse desesperada, y algunos segundos más tarde, murió en la palma de mi mano”. Alexis Zorba.

REFLEXIÓN:

Esta insignificante mariposa, por culpa de las prisas, había perdido su vida para que pudiéramos aprender una lección esencial: no se pueden forzar las cosas y menos a las personas indefensas. La impaciencia puede hacerse quebradiza y volverse en contra de lo que pretendemos. La imposición o el puñetazo encima de la mesa, momentáneamente tienen las de ganar pero contienen un veneno mortal. Y es, que no es lo mismo hacer las cosas por imposición que por convicción o por convencimiento. Paso a paso, sin prisas, tenemos que irnos adaptando al ritmo del latido del corazón de la persona que tengo delante para avanzar juntos. En este espíritu respetuoso y conciliador, pero crítico si es necesario, nuestra Comunidad cristiana debe ir creciendo y asumiendo los valores que van emergiendo socialmente.

Podríamos resumir la breve historia de nuestra «mariposa» en unas palabras de la religiosa cubana, la hermana Hilda: “Nuestra esperanza no excluye la cruz de lo que no se puede aceptar, pero cree en la posibilidad de lo que no se ha logrado”.