La película Mañana (Cyril Dion, Mélanie Laurent, 2015), habla de valores.
Los valores que una persona dice adoptar y profesar corren el peligro de ser una especie de pin que nos colocamos bien visible para acrecentar nuestra identidad, pero que con frecuencia no se traduce en un real compromiso con la causa o valor anunciado. Y la ecología es, sin duda, uno de ellos: quién de nosotros no va a querer decirse a sí mismo como amante de la tierra y respetuoso con lo que nos regala. La práctica del día a día es otra cosa, e inmersos como estamos en numerosas contradicciones y prácticas que atentan contra la tierra, preferimos mirar para otro lado.
Mañana es una película que nos ayuda a no dejar los valores sin consecuencias prácticas y transformadoras. Hablamos de un documental más que una película argumental. Su propuesta arranca de los temas clásicos de la ecología: la energía, el desarrollo sostenible… pero pronto nos lleva a temas relacionados con la política, la economía o la educación, aportándonos una visión holística tanto de los problemas como de las soluciones. Estas se articulan en cinco niveles:
En alimentación se nos propone consumir más comida orgánica y menos carne; en consumo, apoyar al comercio local; en energía, optar por las renovables; en economía, cambiar de banco y, en ecología, reducir, reutilizar, reciclar, reparar, compartir.
Buena cinta para una reflexión juvenil aterrizada en el día a día.
La música de la película nos invita a pensarnos como los únicos agentes capaces del cambio necesario para que lo que hay hoy también lo haya mañana.
