El miedo a ser invisibles es algo de lo que los jóvenes son difícilmente conscientes, es más un miedo inconsciente. Yo era muy consciente en la juventud de mi miedo a no ser amado.
Creo que lo he superado buscando la autenticidad: me di cuenta de que no haría nunca nada que no fuera auténtico, ni siquiera para comprar el amor y la estima del prójimo. Yo también combatí contra la sociedad de la apariencia y sigo haciéndolo aceptándome como soy, pero también reflexionando sobre una imagen en la que aún hoy pienso a menudo. La sociedad de la apariencia se construye sobre la vanidad, y ¿cuál es el símbolo por excelencia de la vanidad? El pavo real. Piensa en el pavo real: cuando imaginamos ese animal, todos lo vemos con la cola abierta desbordante de colores. Pero esa no es la realidad. ¿Quieres ver la realidad del pavo? Da una vuelta a su alrededor y míralo por detrás. La vanidad siempre tiene una doble cara. Y la autenticidad es el camino para salvarse porque te proporciona la estima de las personas, y si las personas te aprecian por lo que eres realmente, entonces verás como te sentirás amado. Ser amado es una de las consecuencias de la autenticidad.