Joseph Perich
Había una vez un leñador que fue a trabajar en una maderera. El primer día se presentó al capataz, que le dio un hacha y le asignó una zona del bosque. El hombre, entusiasmado, salió al bosque a talar. En un solo día cortó dieciocho árboles.
«Te felicito» – le dijo el capataz – «Sigue así».
Animado por las palabras del capataz, el leñador se decidió a mejorar su propio trabajo al día siguiente. Así que esa noche se acostó muy temprano. Se levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo su empeño, no consiguió cortar más que quince árboles.
-«Debo de estar cansado» – pensó… y decidió acostarse con la puesta de sol.
Al amanecer, se levantó decidido a batir su marca de dieciocho árboles. Sin embargo, ese día no llegó a talar ni la mitad de esa cifra. Al día siguiente fueron siete, luego cinco, y el último día estuvo toda la tarde tratando de talar su segundo árbol. Inquieto por lo que diría el capataz, el leñador fue a contarle lo que le estaba pasando y a jurarle que se estaba esforzando hasta el desfallecimiento. El capataz le preguntó:
-«¿Cuándo afilaste tu hacha por última vez?»
-«¿Afilarla? No he tenido tiempo para afilar: he estado demasiado ocupado talando árboles».
TEXTO:
El Carnaval es preludio de la Cuaresma.
Nuevamente el Carnaval se abre paso lleno de color y de música por nuestras calles y espacios públicos. Todo un espectáculo de juego fantástico y festivo, desinhibidor, rompedor de encorsetamientos sociales… Como contrapunto aparece el «plato fuerte» de la Cuaresma, nada fácil de digerir, pero sustancioso y «nutritivo».
Oliendo el cuento que sigue posiblemente se nos haga la boca agua.
No vale dar excusas: no tengo tiempo, voy de cabeza… cuando sea el momento, nos quitaremos la máscara del Carnaval y con la mano en el corazón «afilaremos». Aprenderemos a «afilar» a lo largo de la cuarentena cuaresmal. Empezamos con el Miércoles de Ceniza. Simbólicamente bajamos la cabeza para recibir la ceniza y escuchar: «Conviértete y cree en el Evangelio». Si te atreves a dar el paso, recibiendo la Ceniza que «afila» puedes experimentar aquella felicidad dolorida de la madre en el parto: «la mujer cuando tiene que dar a luz está afligida, porque ha llegado su hora; pero así que la criatura ha nacido, ya no se acuerda del aprieto, gozosa como está porque ha traído al mundo un nuevo ser… «Vuestra alegría nadie os la podrá quitar»(Jn.16,21-22).
Por lo tanto, sin miedo, «afilamos» o «afinamos» lo que somos y vivimos con:
- .. encima de expresiones «políticamente» correctas como «quien la hace la paga», «perdono pero no olvido», «no se puede ir con el corazón en la mano», «yo no soy racista, pero… «
- .. sobre los que vamos «sobrados» por la vida, sobre nuestra forma de ser «terca y grosera»
- .. sobre nuestros complejos de inferioridad que anestesian nuestra fecundidad social o nuestra toma de responsabilidades comunitarias y eclesiales.
- .. haciéndonos preguntas: ¿La pereza de pararnos, no será que nos da miedo de encontrarnos con nosotros mismos? ¿Nos llevan o llevamos nosotros el timón de nuestra vida? ¿Sabemos encontrar espacios de silencio, de lectura, de oración?
«Conviértete y cree en el Evangelio»
Con otros signos, pero con la misma música de fondo, podremos revivir este espíritu en las Celebraciones Comunitarias del Perdón que las tres Parroquias de Blanes ofrecemos conjuntamente a lo largo de la Cuaresma. Todo un reto. ¿Te atreves? Entonces ¡sí que la Pascua Florida será un estallido de Fiesta personal y comunitaria!