Las voces que rompen muros
Aitor Oribe
Durante los últimos años, la visibilización de las personas Migrantes, en nuestras ciudades y sobre todo en nuestras presencias, ha crecido de forma exponencial. Gracias a ello nuestras plataformas de misión, no solamente han crecido en número de proyectos, sino también en número de personas atendidas y en diversidad cultural y religiosa. Pero sobre todo lo que nos ha sucedido, es que lo que realmente ha crecido y se ha transformado es nuestro corazón.
En toda esta transformación y crecimiento, hemos ido proponiendo experiencias de voluntariado, de cambio de estilo de vida a la gente de nuestras fraternidades, movimiento Calasanz y al resto de la comunidad cristiana escolapia, pero también a las personas a las que pretendíamos acompañar, sin darnos cuenta que ese acompañamiento, al igual que el encuentro con Jesús, era bidireccional.
Según íbamos creciendo en experiencia, pudimos acompañar a otras presencias en la puesta en marcha y afianzamiento de diferentes proyectos de atención al colectivo Migrante, volviendo a darse esa magia fraterna del enriquecimiento mutuo.
Y con el tiempo, llego el momento de pasar al trabajo en red. Este se dio junto con otro montón de entidades y personas que trabajan por los derechos de las personas migrantes y denunciando las continuas tropelías que se comenten en su contra.
La presencia en plataformas de trabajo en red, están permitiendo hacer una gran incidencia y denuncia política para ir corrigiendo los recortes de derechos y las trabas administrativas que se encuentra el colectivo migrante cada día. Gracias a esto, podemos ser un Pequeño gran altavoz, de aquellos que son silenciados, abocados a la clandestinidad y explotados.
Dentro de los retos estarían:
- Dar más protagonismo a las personas Migrantes, para que sean las verdaderas protagonistas de sus procesos.
- Buscar espacios de encuentro con otras plataformas, entidades y agentes que trabajen a favor del Colectivo Migrante.
- Implicar más a nuestras bases sociales, para que tengan un compromiso vital a favor de todas las personas migrantes, utilizando nuestros proyectos como plataforma.
- Lograr que las instituciones públicas nos tengan más en cuenta a la hora de diseñar las políticas públicas y que las denuncias que hacemos tengan una pronta solución, ya que ponen sobre la mesa las dificultades y problemas del colectivo.
Por ello, todo el tiempo invertido es un acto de Justicia Social que no solamente repercute directamente en las personas migrantes a las que acompañamos, sino que también repercute en lograr que se cumplan la frase “fui extranjero y me acogisteis”.
Poco a poco, ese compromiso por lograr visualizar que es más lo que nos une a lo que nos separa y porque la unión de nuestras voces ya bien sea cantando, denunciando, riendo y gritando hará que consigamos Romper Los Muros (Harresiak Apurtuz).